En el tema de los valores andinos,
el trabajo es algo fundamental.
"Comerás el pan con el sudor de tu frente",reza la sentencia bíblica y en base a ella se ha tomado a través del tiempo, al trabajo como una carga. En el Ande ancashino, es todo lo contrario.
En el ande, los valores se enseñaban integrando
al niño y a la niña en las tareas cotidianas. El trabajo en sí mismo es un
valor primordial. La concepción del trabajo parte de que es el único medio para
conseguir los medios suficientes que permitan buscar el bienestar de las
personas, la familia y la comunidad en general. El apego al trabajo se sustenta
en la cosmovisión andina, pues es dignidad, satisfacción y alegría.
No existía la idea de la "carga laboral"
El trabajo no es un medio para
conseguir el sustento, es un fin en sí, plenitud existencial, celebración de la
vida y comunión con la divinidad. El trabajo es culto la tierra y su templo es la chacra. Cuando
alguien moría, sabía que su alma (hane) tenía que ir por el hatun aya mayu (la
vía láctea) a una chacra de abundantes y sabrosas papas negras a hartarse con
ellas por toda la eternidad.
El trabajo tiene una dimensión
comunal, nadie es depositario de conocimientos extras, no hay especialistas. La
tecnología andina en sus dos dimensiones (social y ética) es dominio colectivo.
La ética del trabajo andino está interpretado como la responsabilidad de “ser
hijo de la tierra”, que supone una serie de compromisos. Por ello, la ociosidad
y el incumplimiento en los trabajos, se sanciona. La disciplina en el trabajo
no es mecánica, es flexible como la vida misma, acompañada de fiestas y
celebraciones, de música y danzas. El trabajo no se mide por horarios ni lo
imponen los patrones, se rige por el ritmo de las estaciones y del tiempo
cíclico que lo señala.
La música siempre acompañaba las labores agrícolas
La finalidad del trabajo no es la
acumulación ni la riqueza, sino el sustento del diario vivir para la familia y
el consumo festivo comunitario, que nos dan una idea de “la celebración del
trabajo”. El trabajo es su vida, su plenitud, su alegría; trabajando la chacra,
criando su ganado, el andino “se deja criar por la vida”. Este es un concepto
bien elaborado de lo que conocemos ahora como “calidad de vida”. ¡Qué diferente
con la idea del trabajo explotador y estresante que se tiene en occidente!
¡Todos para uno y uno para todos!
En la comunidad, en el ayllu, el
andino se encuentra unido a su trabajo y se siente realizado por su trabajo.
Fuera de él, está el hacendado, el mestizo, el juez, los depredadores de su
trabajo; que encarnan al otro, al que se ridiculiza y escarnece en las danzas
rituales.
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