lunes, 30 de abril de 2012

UN HOMBRE DE VERDAD

            Un día como hoy, 30 de abril de 1902, Luis Pardo Novoa, preso en Huaraz, escapa del Hospital de Belén a donde fue conducido luego de su captura al ser denunciado por un hacendado del lugar. Herido, había sido llevado de la cárcel pública al hospital para luego comparecer ante el tribunal.

            Cuenta la anécdota que Luis Pardo ocupaba uno de los cuartos del segundo patio del hospital, el patio de varones y allí era atendido por las religiosas que regentaban el hospital. Un celador cuidaba su puerta y nada hacía sospechar de una probable fuga.

           "El bandolero", como le decían, se hizo muy amigo de los otros enfermos y les contaba sus anécdotas y eso los entretenía mucho. Todas las tardes, las monjas escuchaban cantar al famoso enfermo quien rasgaba muy bien una vieja vihuela en temple singular, el mismo que con el tiempo llegó a llamarse ""temple Luis Pardo".


Unica fotografía de Luis Pardo vestido de fiesta, con sombrero fino de jipe, poncho y pañoleta al cuello.

           Hasta que una tarde, pidió ser llevado al corral para ver las flores; el gendarme autorizó el paseo, en el entendido que el enfermo seguía estando débil. Una vez en el corral, Luis Pardo dejó de renguear y de dos saltos trepó la cerca del corral, dijo adios con las manos a las estupefactas monjas y corrió a los potreros de Tacllán en busca de un caballo o una mula que lo lleve a Chiquián. El padre Augusto Soriano guardaba copia del parte méido de esa fecha en el que se lee: "Paciente: Luis Pardo N. Condición del enfermo: fugado."

Luis Pardo, es considerado un renegado que vivió al filo del delito, pero a la vez es reverenciado como el magnánimo sostén de los débiles y oprimidos.

A través del tiempo, su imagen ha tomado visos de leyenda. No olvidemos que su popularidad fue inmensa y a él está dedicada la primera película filmada en el Perú.

Fotograma de la película Luis Pardo (1927) dirigida por Luis Cornejo Villanueva

Luis Pardo, natural de Chiquián, nació el 19 de agosto de 1874 en el hogar de don Pedro Pardo y doña Paula Novoa. Fue un joven alegre a quien los azares de la fortuna le fueron adversos y se vio encaminado por la senda del bandolerismo.

Cuando quiso enmendar rumbos, ya era demasiado tarde. Incluso viajó a Chile para rehacer su vida, en ese país trabajó en las minas de salitre en Iquique y de donde tuvo que regresar al tener un fuerte altercado con los abusivos mineros y que culminó en un hecho de sangre.

Las hazañas de Luis Pardo son innumerables, desde su primera acción de armas en Barranca, en 1899, a órdenes del caudillo Augusto Durán, y su posterior evasión de la cárcel en Lima; hasta las memorables corridas de toros en cantidad de pueblitos de la cuenca del rio Pativilca, donde a despecho de la policía que Io perseguía, se daba maña para enamorar a la moza mas plantada del lugar y echar sus buenas capeadas para luego muy elegantemente escapar de sus perseguidores. Todo esto sin contar las veces en que "pedía prestado" a los hacendados y comerciantes que tenían la mala suerte de encontrarse con él en la Pampa de Lampas o en algún descampado, para luego repartir ese dinero entre los pobres.

Estatua de Luis Pardo a la entrada de Chiquián

Se cuenta que una partida militar encabezada por el tristemente célebre, Sargento Mayor Alvaro Toro Mazote, después de meses de perseguir a Luis Pardo, ante su fracaso, no tuvo mayor opción que organizar a la población de Cajacay para que asesine al héroe popular. La delación, la tortura y Ia traición estuvieron a la orden del día en Chiquián. La familia del ídolo del pueblo fue vejada y humillada para que este se rinda; los métodos de Toro Mazote, al parecer nada tenían que ver con los derechos humanos.

En el camino carretero que sube de Pativilca, se cruza un puente llamado Luis Pardo, este puente esta ubicado sobre el lugar donde fue muerto un 5 de enero de 1909 este corajudo jinete cuyas acciones han pasado a la posteridad a través de relatos y canciones. 

La tumba del héroe popular, en Chiquián

jueves, 26 de abril de 2012

UN VERDADERO HÉROE DE GUERRA


Actual capilla de Huaripampa, donde fue párroco don Buenaventura Mendoza

Héroe de la Campaña de la Breña, el sacerdote Buenaventura Mendoza, huaracino de origen, se desempeñaba como párroco en Huaripampa, en la provincia de Jauja, Junín, a fines de los años 70 del siglo XIX. Ante la invasión chilena en 1882, los pueblos del interior del país se aprestaron a defender el honor nacional. Motivados por el guerrero invencible, Coronel Andrés Avelino Cáceres, los departamentos de Junín y Ayacucho contribuyeron enormemente a la lucha por la resistencia.

El héroe de la Campaña de la Breña, don Buenaventura Mendoza

En Huaripampa, cerca a Jauja, quien inflamaba los ánimos de los defensores de la Patria, era el cura párroco, el que se convirtió no solo en agitador sino en jefe guerrillero.

La partida dirigida por el doctor Mendoza propinó varios reveses a los invasores, por lo que el nombre de Huaripampa, entró en la agenda punitiva de los chilenos.


            Hermosa campiña y el pueblo de Huaripampa 

A mediados de abril de 1882, los chilenos cruzaron el rio Mantaro y al mando del Coronel Gutiérrez, cuatro compañías, una carabinera y dos piezas de montaña se dirigieron a Huaripampa.

Vestido con casaca de Coronel, don Buenaventura Mendoza dirigió la defensa. El ataque al poblado se realizó el 22 de abril, los chilenos diezmaron a los guerrilleros a cañonazos; los veinte jinetes capitaneados por el sagaz sacerdote también fueron exterminados. Desmontado, Mendoza no se amilanó y por más de tres horas resistió el ataque de las poderosas fuerzas enemigas.

Finalmente fue cercado y luego de ser capturado, lo torturaron alevosamente. El héroe no profería quejido alguno y cuando se le exigió dar unas vivas a Chile, exclamo estentóreamente: ¡Viva el Perú! Y éstas fueron sus últimas palabras, pues fue asesinado de inmediato.

             En Ia Batalla de Huaripampa, fallecieron decenas de guerrilleros, hombres y mujeres. Recién, un día como hoy, 26 de abril, se permitió a los lugareños enterrar a sus muertos.


Huaripampa entierra a sus muertos


EI ejército ha reconocido esta acción heroica y el 12 de julio de 1911 trasladó los restos del héroe ancashino que se encontraban en la capilla de Huaripampa, a la Cripta de los Héroes, en Lima, junto a los más grandes patricios que ofrendaron su vida por el Perú. Es, el único huaracino que está enterrado en ese sagrado altar de la Patria.

Huaraz, su pueblo natal le honra habiendo otorgado su nombre a una de las principales calles, el Jr. Buenaventura Mendoza, en el centro de la ciudad.

sábado, 14 de abril de 2012

EL SABIO QUE VOLVIÓ A NACER UN DÍA COMO HOY


El famoso trasatlántico "Titanic" saliendo de sus astilleros en marzo del 1912.

            Un día como hoy, hace 100 años, el "Titanic", el trasatlántico más moderno y lujoso del mundo, de quien sus dueños decían temerariamente que "ni Dios puede hundirlo", naufraga en las aguas del mar atlántico originando la mayor tragedia de la historia. Esta historia no nos tocaría recordarla en este blog sino es que un paisano nuestro se salvó de morir en ella por llegar tarde al embarcadero.

           Se trata nada más ni nada menos que de don Santiago Antúnez de Mayolo Gomero, sabio aijino que destacó por su constante empeño en lograr el desarrollo de nuestro país, Santiago Antúnez de Mayolo nació en la hacienda Bella Vista, en Huacllán, Aija, el 19 de enero de 1887. Sus padres fueron don Angel Custodio Antúnez y doña María Gomero y Quijano. Realizó sus primeros estudios en la escuela municipal de Aija. La secundaria la estudió en Huarás, en el Colegio “San Agustín” del 1° al 4°; y en Lima, en el Colegio “Nuestra Señora de Guadalupe” hizo el 5° Año, obteniendo la Medalla de Oro al culminar sus estudios en 1904.

            Siguió sus estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, graduándose de Bachiller en Ciencias Matemáticas en 1907. Ante su soberbia inteligencia, la familia Antúnez de Mayolo Gomero, decide vender el fundo de Huamba, en el valle de Huarmey, para costear los estudios del joven Santiago en el extranjero.

            Viaja a Francia, a estudiar en la Universidad de Grenoble, recibiendo el título de ingeniero electricista en 1909. Allí concibió la idea de electrificar al Perú aprovechando la pendiente de los ríos y las caídas de agua. Realizó prácticas en diversos países de Europa y viajó a los Estados Unidos en 1912.


Don Santiago en 1912

             El 10 de abril de ese año a Santiago Antúnez de Mayolo pierde el barco en el puerto inglés de Southampton. La nave no era otra que el trasatlántico “Titanic”, el mismo que cuatro días después se hundiera en las heladas aguas de Groenlandia acabando con la vida de los 2/3 del total de sus 2,224 pasajeros. Es de imaginarse la frustración de nuestro sabio, un hombre acostumbrado a la puntualidad, a tenerlo todo conttrolado; por culpa del intenso tráfico (miles querían ver la partida del barco más grande y moderno del mundo) llegó al muelle cuando ya se había cerrado el embarcadero y el "Titanic" se disponía a partir rumbo a Nueva York.

¡No hubiéramos tenido ni hidroeléctricas ni siderúrgica, si nuestro sabio se ahogaba en el “Titanic”!


La noche y el frío se confabularon esa noche trágica

Ya en Nueva York, a donde llegó a fines de abril de 1912, hizo un post grado en electricidad. Allí conoció a su futura esposa, Lucie Rynning, bella e inteligente viuda noruega que se convirtió en su más inapreciable colaboradora. Se casaron en diciembre de ese año, días antes de su regreso al Perú. A él no le interesaron las múltiples propuestas de trabajo que recibió en el extranjero; su objetivo no era hacerse rico, ni vivir bien fuera de su patria. Antúnez de Mayolo quiso ardientemente retornar a su país para trabajar aquí por su progreso y desarrollo. ¡Qué gran ejemplo de amor a la patria!

Antúnez de Mayolo naufragó en brazos de esta belleza descendiente de vikingos, doña Lucie Rynning

miércoles, 11 de abril de 2012

J.C. TELLO Y SUS INVESTIGACIONES EN ANCASH


El sabio peruano J. C. Tello

Un día como hoy nació Julio César Tello, el padre de la arqueología peruana y esta fecha se considera el Día del Arqueólogo. Un abrazo a quienes defienden nuestra identidad desde esa trinchera.

EI sabio arqueólogo Julio C. Tello, huarochirano de nacimiento, en su largo peregrinar por el Perú, llegó al departamento de Ancash en diversas oportunidades y cómo vamos a ver, su aporte fue muy importante para el desarrollo de las ciencias sociales en nuestra región.

En 1919, cuando el sabio tenía 39 años de edad, visita Chavín por primera vez, a invitación del investigador ancashino Santiago Antúnez de Mayolo, quien en 1915 conoció Chavín y publicó en "El Comercio" de Lima, sus impresiones de viaje. EI sabio arqueólogo se maravilló por Io que halló en Chavín y la define como "la cultura matriz de la civilización peruana".
Su gran contribución fue el rescate de Chavín

Es a partir de esta visita que Tello elabora la tesis que defendió hasta su muerte: que Chavín es expresión de una alta cultura, la primera del Perú, que tuvo su origen en la amazonia peruana; prueba de ello son las serpientes, águilas y jaguares que aparecen en su iconografía.

Los trabajos de Tello en Chavín han sido recopilados en su obra póstuma "Chavín: cultura matriz de la civilización andina" publicada en 1960.

El Obelisco Tello, lleva orgulloso el nombre de este gran sabio peruano

A fines de la década del 20, Julio C. Tello visita los valles de Huarmey y Casma. Con los objetos que consiguió recoger, mas lo hallado en el Alto Marañón, funda y organiza el primer museo de la Universidad de San Marcos.

En 1937, recorriendo el valle de Casma, es invitado por unos pobladores a conocer "la huaca del indio bravo”. Con ese nombre, los lugareños llamaban a una piedra que representaba a un hombre con el ceño fruncido. Tello, llega al lugar y con su gran intuición, inicia los trabajos de limpieza del área. Se cuenta que en  una tarde desenterró quince monolitos. Había descubierto Sechín. Al cabo de unos meses de trabajo, el sabio y su equipo recuperaron cientos de piedras del  templo de Sechín y los ubicaron en su emplazamiento original.


Tello en Sechín (foto de 1937)

Por algunos rasgos similares, Tello determinó que existía una relación entre Sechín y Chavín. Sin que se pudiera determinar la edad del complejo, Tello señaló que Sechín era de construcción posterior a Chavín. El tiempo no le daría la razón a nuestro sabio, pero eso no obsta para valorar la gran importancia que tuvo el descubrimiento de Sechín, una cultura costeña del periodo formativo inicial.

martes, 10 de abril de 2012

EL NIÑO HÉROE ANCASHINO VIVIANO PAREDES

Hoy, 10 de abril, se celebra el DÍA DEL NIÑO PERUANO, y en esta fecha qué mejor que recordar al único niño-héroe de la Guerra del Pacífico o del Salitre, guerra a la que a dos países hermanos (Perú y Chile) empujó la "pérfida albión", esa misma que a los 30 años de la masacre de cientos de jóvenes reclutas argentinos en Las Malvinas, envió provocadoramente la fragata de su Armada Real HMS Montrose, a pasearse por puertos sudamericanos y a la que, a última hora, no se le dejó atracar en el Callao.

Hasta hace diez años, en los pilares del Tren Eléctrico en Atocongo, (San Juan de Miraflores) todavía se podía ver pintado entre laureles el nombre de Viviano Paredes, entre decenas de nombres de oficiales peruanos muertos en la Batalla de San Juan.

En 1881 el Perú se encontraba en guerra con el vecino país de Chile. Fue la guerra por el salitre, abono mineral que se hallaba en las salitreras de Tarapacá, y que Chile, país pobre, nos quería quitar.

Mejor preparados y bien armados por los ingleses, los chilenos destruyeron nuestra flota capturando al “Huáscar”, y luego invadieron nuestro territorio por el sur, llegando a amenazar Lima, la capital.

Chorrillos en los días previos al ataque chileno


Al llamado del presidente Piérola, para la defensa de la capital, se presentaron voluntarios de todo el país. Ancash también se hizo presente, de la costa y de la sierra fueron llegando patriotas deseosos de luchar contra el invasor.

Tropas frente al hoy Museo de Arte de Lima

El niño Viviano Paredes, de sólo 12 años, nacido en Huaraz, siguió a su padre, que era sastre y a su lado peleó en la Batalla de San Juan, el 13 de enero de 1881, bajo las órdenes del general Cáceres.

Los soldados peruanos se defendían con valentía, pero los chilenos eran más. Poco a poco los “rotos” fueron llegando hasta las trincheras peruanas. En una de ellas, donde se encontraba el pequeño Viviano, los enemigos lograron apoderarse de la bandera peruana.

Cuando se alejaban victoriosos, pensando dejar desmoralizados a nuestros soldados, Viviano corrió tras ellos y sin que se den cuenta, logró arrancarles nuestro glorioso pabellón nacional.

Los chilenos reaccionaron y volvieron sus armas contra  Viviano. Al momento de llegar a la trinchera peruana, tres disparos alcanzaron al pequeño por la espalda. En un supremo esfuerzo, el niño logró entregar la amada bicolor a su padre. Sus últimas palabras fueron: “¡Cuídala, papá, cuídala..!”.

Enterrando a los soldados caídos en el mismo campo de batalla

Viviano Paredes, niño héroe ancashino de la guerra con Chile, murió desangrado en el campo de batalla. Su profundo amor a la patria, y su sentido del deber, tienen que ser ejemplo para todos los niños del Perú.

sábado, 7 de abril de 2012

CARTA ABIERTA DEL DIOS GUARI DE CHAVÍN

El dios Guari de Chavín

Te saluda el dios Guari de Chavín, la cuna de la Civilización Andina. Quiero muy brevemente darte a conocer algunos datos en relación al sitio donde se ubica mi templo.

En primer lugar considera que es un sitio sagrado, que por un largo milenio fue «el centro del mundo» y que de aquí surgieron las bases y principios de lo que los estudiosos llaman hoy La Cultura Andina.

Por eso, por un mínimo de respeto te voy a pedir que no me insultes, que no me llames «Lanzón», soy Guari y los antiguos chavinos me consideraron el Dios Civilizador.

Felizmente mi verdadero nombre no se ha perdido. Se ha conservado a través de los milenios gracias a los mitos que hablan de mis hazañas, de las bondades que tuve con mi pueblo y de como les enseñé a fructificar la tierra.

No solo la tradición oral ha preservado mi nombre, Las crónicas de los españoles también me reconocen y sabios historiadores certifican la validez de mi verdadero nombre. Quien quizás ha escrito con más respeto sobre mí es doña María Rostworowski de Diez Canseco, esta casi centenaria dama, en su libro «Estructuras Andinas de Poder» resume mis principales características: podía convertirme en hombre, en culebra y también en aire veloz; cuando me convertía en hombre llevaba larga barba y me presentaba como un sabio anciano. En sus oraciones, la gente me pedía abundantes cosechas, aguas para las acequias y salud; y yo gustoso todo les otorgaba porque era muy agradecido con mi pueblo.
María Rostworowski
Yo les enseñé la reciprocidad, a ser agradecidos, a dar con largueza porque yo les devolvía al doble y con generosidad. También le enseñé a la gente el arte de construir andenes y de sacar acequias de los ríos. Fui el Dios Agricultor y regalé a mi pueblo comida en abundancia. Yo enamoré a la Madre Tierra para que se deje fructificar y enamoré a la Madre Agua para que sea dócil y se deje canalizar. Todo esto lo señala doña María.
La Madre Tierra
También ella indica que mi representación es una huanca (piedra sagrada) colocada en el interior de mi templo. ¿Sabías que para construir el gran templo de Chavín, primero colocaron mi huanca y alrededor de ella levantaron muros y rellenos? ¿Sabías que soy el único dios de todo el mundo andino que aún tiene su imagen colocada en el mismo lugar donde fui instalado hace casi cuatro mil años? Es por ello que exijo respeto. Antiguamente para venir hasta mi templo la gente hacía larguísimas peregrinaciones, venían desde Piura y desde el Cusco; hasta de más allá. Y yo les enseñaba los secretos de la vida y de la agricultura a través de mis sabios sacerdotes.


Mis sacerdotes tenían un truco, como llaman ustedes, para acertar en la predicción de cómo iba a ser el año agrícola. Hacían traer desde Tumbes el sagrado «Mullu» (Espóndylus), que aparece con la Corriente El Niño, y según su color y grosor, podían predecir si el año iba a ser bueno o malo. Pero yo ya había hablado eso con la Hatun Mama Cocha (el mar) y si mi pueblo me había honrado, le pedía que mande un mullu bien rosado y grueso, señal que las lluvias iban a ser abundantes, entonces podían sembrar en todo tipo de terreno; pero si mi pueblo se había portado mal, entonces pedía al mar que envíe un mullu pálido y quebradizo, señal que no habrían lluvias en el año y que deberían sembrar sólo en terrenos con riego y alimentos que no consumen mucha agua. Mis sacerdotes ordenaban al pueblo actúen según mis indicaciones y como el oráculo era acertado, mi prestigio crecía y crecía.
El mullu sagrado de Chavín

De este modo, pude enseñorearme por el antiguo Perú durante mil años, que es el ciclo que duramos los dioses andinos. Me eclipsé para dar paso al dios Wiracocha. Pero yo senté las bases para el desarrollo de la gran Cultura Andina, que sigue vigente hoy en día, cultivado en costa, sierra y selva.
En resumen, en los mil años de mi influencia, los grandes aportes de Chavín a la Civilización Andina fueron:
En el pensamiento andino: la reciprocidad, la redistribución, el comunitarismo y el respeto a la naturaleza.              
En convivencia: la institución del ayllu como célula fundamental de la sociedad.  

En comunicaciones: el uso de una extensa red de caminos que unieron a todo el antiguo Perú; los que dos mil años después, aún eran utilizados por los Incas.       

En agricultura: el cultivo masivo de la papa y el maíz.

En ingeniería: el uso de andenes, canales de riego y represas.

En tecnología: la domesticación de la llama y su masiva crianza. La difusión de la metalurgia y de la cerámica. 

En comercio: la institución del trueque y el establecimiento de ferias agropecuarias.

En transporte: el uso de inmensos rebaños de llamas
para el traslado de alimentos y mercancías.

En el arte: el discurso, forma simbólica de una insuperable y bella escritura en la piedra.

Me explico. Mi hermoso templo, decorado con los más bellos frisos que conociera el mundo antiguo, está estratégicamente ubicado: dos cordilleras lo separan de la costa y otras dos de la floresta; y se halla justo en medio de la longitudinal de la sierra. Por esos caminos rebaños de llamas llevaban abundante alimento a diferentes partes intercambiando productos y dejando un mensaje de concordia en mi nombre; es decir por esos caminos, que hoy es el Capac Ñan, mis creyentes llevaron la civilización a todos los confines del antiguo Perú.


Es por ello que no quisiera que me sigan insultando llamándome «Lanzón», ese es un feo apodo que me puso un señor que no tenía mucha consideración a la Civilización del Ande,
José Toribio Polo, quien escribió que soy «una gran piedra que tiene forma de lanzón», y desde 1900 año en que publicó su libro "la piedra de Chavín", se fue difundiendo ese error.

Error, señores, grave error que han repetido algunos arqueólogos (don Julio César Tello nunca me insultó de esa forma), y que se ha consagrado en libros y documentos oficiales; pero no soy ningún lanzón, pues mi forma no es de una lanza, sino más bien, la de un gran cuchillo.

¿Lanza o cuchillo?

¿Por qué no me llamaron Cuchillón entonces? Pues ni lanzón ni cuchillón, esos son aumentativos que indican desprecio, desprecio con que antiguamente se referían los «estudiosos» al mundo andino. Estamos en el siglo XXI, una nueva era a partir de este 2012, una era de reivindicación de nuestra cultura ancestral. De modo que soy Guari, el dios Civilizador y así quisiera que me reconozcan. Así quisiera que me recuerdes tú, amigo que lees estas líneas. Recibe mis bendiciones, pues aunque ya «jubilado», sigo siendo el primer dios venerado en el antiguo Perú.

Gracias.

El dios Guari de Chavín


domingo, 1 de abril de 2012

LA ANTIGUA SEMANA SANTA HUARACINA


Por la bellísima plaza de armas de Huaraz pasaban todas las procesiones de Semana Santa

El “Domingo de Ramos” toda la feligresía colmaba el templo de San Francisco llevando hermosas palmas primorosamente arregladas. La víspera, el “Señor de Ramos” era velado en el templo de La Soledad y al amanecer del domingo lo llevaban a San Francisco. Luego de la Santa Misa, la imagen salía hacia La Soledad montada en un pollino criado especialmente para llevar al Señor; el animal nunca había realizado trabajo alguno y se le hacía ayunar el día previo a la procesión. Posteriormente, se incluyó la misma procesión entre los templos de Huarupampa y Belén.

La antigua imagen del Señor de la Columna de Huarupampa

El Lunes Santo, de la capilla de Huarupampa salía la procesión del “Señor del Prendimiento”, seguido del “Señor de la Columna” y de “La Dolorosa”. Tanto de ida como de vuelta, recorría el Jr. Echenique  circundando la Plaza de Armas. En esta procesión hacían su aparición los cuatro “sayones” más conocidos como “chunchos” o judíos. Estas imágenes existían en tres barrios, primero en La Soledad, luego en Belén y en Huarupampa; y se les veneraba como a cualquier santo y sus dueños o devotos, merecían el respeto de la población.

El Martes Santo el barrio de Belén se vestía de fiesta pues de su templo partía la procesión de “Cristo Pobre” acompañado de su santísima madre. La procesión recorría todo el Jr. Belén y llegaba a la Plaza de Armas, retornando a su templo por el antiguo Jr. Castilla.

"El Cristo Pobre" de Belén, está al cuidado de la familia Rodríguez.

El Miércoles Santo no se realizaba procesiones. En el recuerdo de los mayores quedaba la procesión del Buen Pastor que hasta inicios del siglo pasado partía de la pequeña capilla de “Espíritu Santo” ubicada en la última cuadra del Jr. Comercio, recorría toda esa calle hasta la Plaza de Armas y retornaba por el Jr. Gamarra (hoy Avenida Luzuriaga) y el Jr. Espinar.

El Jueves Santo era el día de la adoración de los “Monumentos”, que así se llamaba a los altares adornados ex profesamente para venerar a la Santísima Eucaristía. Todas las parroquias competían en esmero. El señor Obispo recorría las parroquias presidiendo la visita a los Monumentos, seguido de las autoridades y el pueblo.

En la noche del Jueves Santo, del templo de Huarupampa salía la procesión del “Señor del Huerto”. Era una procesión muy sentida pues la imagen del Señor muestra toda la angustia de los momentos previos a su pasión.
 La procesión del "Waraki" es quizás la más solemne. Se acompaña de rezos y cantos en quechua.

Cerca a la medianoche, la feligresía se trasladaba a La Soledad donde los campesinos ya habían iniciado la velación del “Señor Nazareno” entre cantos y rezos en quechua. Todos acompañaban la procesión del “Waraki”, la procesión de amanecida, la única que no tenía acompañamiento de banda de músicos; un mar humano portando cirios y cantando los clásicos “Cocha Coyllur” y “Qonqo rikushpa” seguían la pesada anda hasta el templo de San Francisco, donde entraba cuando ya las luces del amanecer despuntaban en el horizonte. Dos grandes velones presidían esa procesión: “Shutkoq” o derecha, que medía dos metros y medio hecho con alma de maguey, y el “Bordado” que era un velón con mayor adorno y vistosidad.

Las imágenes de la Cena del Señor eran de tamaño natural.

Hasta principios del siglo XX se acostumbraba acudir a la Iglesia Matriz a presenciar la Cena del Señor. En el Altar Mayor se colocaban las imágenes del Señor y de los doce apóstoles, más la de un personaje que llevaba una vianda. Sobre la larga mesa se colocaban doce potajes diferentes que luego eran consumidos por las autoridades y las personalidades más distinguidas. En 1932, cuando colapsó el techo de esta iglesia, se dejó de realizar dicha representación. En las casas, esa noche se preparaba el api de membrillo y el dulce de higo entre otros manjares.

El pueblo católico de Huaraz vivía con intensidad y fervor la Semana Santa

En la mañana del Viernes Santo, las autoridades y el pueblo se dirigían a la Catedral de Huaraz a escuchar contritos el Sermón de las Tres Horas. Posteriormente se realizaba la adoración a la Santa Cruz. En esta ceremonia, a la todo Huaraz acudía vestido de riguroso luto, se llevaba a cabo la colecta para la Tierra Santa.

Cerca al mediodía todos se trasladaban a San Francisco, de cuya alameda partía la célebre procesión del “Señor Nazareno”. Una cruz presidía el cortejo, detrás venía la imagen de San Juan Bautista cargada por los jóvenes; luego Santa María Magdalena en hombres de señoritas. Las andas del Nazareno tenían un peso descomunal. En total eran doce las imágenes que portaba. Los adornos eran exclusivamente de flores y plantas recogidas de las altas quebradas cordilleranas. Sus cargadores pagaban todos los pecados cometidos en el año. Soportando estoicamente tan excesiva carga. Atrás, cerrando tan solemne procesión, venía la Dolorosa, cariñosamente llamada “la Chapetona” por ser una talla original española, a quien cargaban las damas huaracinas.

"La Chapetona" de la Soledad

La procesión del viernes santo tomaba el Jr. Espinar y luego el Jr. Comercio para entrar en la Plaza de Armas. De riguroso luto, en una vereda acompañaban las damas y en la otra los caballeros. Tomando el Jr. Sucre se subía hacia la Soledad y al llegar al cruce con el Jr. Cajamarca se producía la “primera caída del Señor; la imagen del Nazareno es la única articulada que existe en el Perú, fue un artificio ideado por el devoto Leyva en la década del 30 del siglo pasado. En el cruce con el Jr. Amazonas ocurría la “segunda caída” ante la consternación general. Generalmente, la lluvia hacía que la procesión acelerara el paso. Cerca a las seis de la tarde, en el Jr. Santo Toribio, a un paso de la plazuela de La Soledad tenía lugar la “tercera caída”, la imagen del Nazareno, completamente horizontal ingresaba al templo donde luego se realizaba la ceremonia de “la Clavación”. El templo estaba completamente abarrotado de una multitud que luego participaría en la procesión del “Santo Sepulcro”, la que culminaba la madrugada del sábado.

Las caídas del Señor el pueblo las vivía con ayes y expresiones de dolor

El sábado de Gloria la juventud soledana organizaba la “Huerta de Judas” en la Plazuela de La Soledad. Muy temprano salían a robar de las huertas vecinas todo tipo de frutas y las concentraban en la plazuela. Hasta los años veinte del siglo pasado, la lectura del “testamento de Judas” se realizaba en el “Balcón de Judas”, montículo ubicado junto al río Santa, sobre el puente de Calicanto y de allí se lanzaba al río el monigote que representaba al discípulo traidor.

El Domingo de Pascua ocurría el célebre “encuentro” en la Plaza de Armas. Muy temprano, salían las procesiones de La Soledad y de San Francisco. De la Soledad partían las imágenes de San Juan, La Magdalena y el “Señor de Resurrección”; en tanto que de San Francisco salía en solitario la “Virgen Dolorosa” cargando su corazón atravesado por siete espadas. El “encuentro” era espectacular, al ver a su hijo resucitado, la Virgen dejaba caer su corazón adolorido y su manto de luto para lucir nuevas galas al tiempo que el Señor le hacía tres reverencias y de su anda salían palomas en signo de triunfo. La Virgen circundaba la plaza soltando palomas y regresaba a su templo, lo mismo hacía el Señor y sus acompañantes que volvían a La Soledad en medio del júbilo de la población.

La gente acostumbraba coger las palomas blancas de la Dolorosa y cuidarlas en su casa
En Belén había una práctica nada ortodoxa. Los "pedáneos" o envarados, sacaban en procesión a la imagen del Señor de Resurrección que conserva la parroquia "Nuestra Señor de Belén" aún hoy en día. Con esa procesión cerraba el ciclo de seis meses del calendario andino. Lo que hacían era un pasacalle con la imagen del Señor y culminaba en una danza especial dedicada al Señor, pues según la costumbre indígena esa noche era el "muru aké", cuando el Señor escoge "quien va para semilla y quien va para tokosh" (cielo o infierno), a decir de Melchor Montes, heredero de la tradición de los Chavilpalpa, antiguos mayordomos de los pedáneos de Belén. 
De este modo concluía las celebraciones de la antigua Semana Santa huaracina.