Un día como hoy, 28 de setiembre de 1924 un grupo de huaracinos emprende viaje hacia Lima. Sus familiares salieron a despedirlos hasta el puente de Calicanto según la costumbre de esa época, costumbre que ha quedado plasmada en la tradicional chuscada que dice:
Muy bien sabes que me voy mañana
abre tu puerta para despedirme,
dejarte dejo, no para siempre,
tener cuidado hasta mi vuelta.
Despachadora, despachallami
hasta el puente de Calicanto
tsepitanomi ewakullasak
casada wampis, soltera wampis.
Hasta el aluvión de 1941 así lucía el puente de Calicanto
En esas épocas nadie viajaba por Pativilca, pues era una ruta muy larga. Se salía de Huaraz por el puente de Calicanto, sobre el río Santa para emprender el camino a Punta Callán, paso obligado para trasmontar la cordillera Negra y encaminarse hacia Chacchán, fin de la larga primera jornada del viaje.
En el grupo que partió de Huaraz aquella mañana estaba el zapatero don Amadeo Colonia Chávez, con su esposa doña rosa Zambrano y sus pequeños hijos, entre los que destacaba una niña de diez años que respondía al nombre de Sara Colonia Zambrano.
Así, con acémilas, habría pasado los Colonia por Callán, viendo la imponente Cordillera Blanca
Después de descansar en la casa hacienda de Chacchán, al día siguiente el grupo de viajeros siguió camino hasta Yaután ya en cabecera de costa. Se apresuraron a cobijarse en los ranchitos que albergaban a los peregrinos pues tenían que levantarse muy temprano en la tercera jornada.
A las tres de la madrugada, ya todos de pie iniciaban el largo camino hacia la temible Pampa Colorada, pesado desierto que obligadamente había que atravesar para llegar el puerto de Casma. Los viajeros comentaban la infinidad de anécdotas de jinetes que habían visto "reventar" sus caballos ante el implacable sol del desierto de Pampa Colorada, y quedarse con el viaje truncado.
Vista aérea del puerto de Casma en la actualidad
A media tarde se avistaba el pueblo de Casma donde había que pernoctar para al día siguiente esperar muy temprano al vapor que venía de Paita y en seis días más les llevaría hasta el puerto del Callao.
Si bien el zapatero Colonia y su familia soportaron estoicamente el viaje a pie de Huaraz a Casma, la travesía en barco se les hizo muy penosa, pues no estaban acostumbrados al vaivén de las olas y sucumbieron al mareo que los postró hasta su llegada al puerto limeño.
Única fotografía de Sara Colonia Zambrano
La familia Colonia se afincó en el Callao, allí sufrieron la triste vida de los inmigrantes llegados de la sierra.
Sara Colonia trabajó como empleada doméstica sirviendo a algunas familia pudientes de la zona. Era muy religiosa, pero no pudo ingresar a alguna orden de monjas debido a sus carencias económicas.
Infinidad de imágenes de Sarita Colonia circulan entre sus fieles devotos
A su muerte en 1942, nadie asistió pese a que fue considerada una joven muy buena y caritativa. Tras el sismo de 1970 la fama y milagros de Sarita Colonia trascendió el Callao y hoy se la reconoce por todo el mundo como la santa de los provincianos.
La tumba de Sarita se ha convertido en lugar de peregrinación
Todos los marginales de la capital le piden su protección y cada lunes hacen largas colas ante su tumba en el cementerio Baquijano del Callao agradeciéndole los favores que les concede.
Mas de un Asentamiento Humano lleva el nombre de nuestra paisana
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