Cuenta la anécdota que Luis Pardo ocupaba uno de los cuartos del segundo patio del hospital, el patio de varones y allí era atendido por las religiosas que regentaban el hospital. Un celador cuidaba su puerta y nada hacía sospechar de una probable fuga.
"El bandolero", como le decían, se hizo muy amigo de los otros enfermos y les contaba sus anécdotas y eso los entretenía mucho. Todas las tardes, las monjas escuchaban cantar al famoso enfermo quien rasgaba muy bien una vieja vihuela en temple singular, el mismo que con el tiempo llegó a llamarse ""temple Luis Pardo".
Unica fotografía de Luis Pardo vestido de fiesta, con sombrero fino de jipe, poncho y pañoleta al cuello.
Hasta que una tarde, pidió ser llevado al corral para ver las flores; el gendarme autorizó el paseo, en el entendido que el enfermo seguía estando débil. Una vez en el corral, Luis Pardo dejó de renguear y de dos saltos trepó la cerca del corral, dijo adios con las manos a las estupefactas monjas y corrió a los potreros de Tacllán en busca de un caballo o una mula que lo lleve a Chiquián. El padre Augusto Soriano guardaba copia del parte méido de esa fecha en el que se lee: "Paciente: Luis Pardo N. Condición del enfermo: fugado."
Luis
Pardo, es considerado un renegado que vivió al filo del delito, pero a la vez
es reverenciado como el magnánimo sostén de los débiles y oprimidos.
A
través del tiempo, su imagen ha tomado visos de leyenda. No olvidemos que su
popularidad fue inmensa y a él está dedicada la primera película filmada en el
Perú.
Luis
Pardo, natural de Chiquián, nació el 19 de agosto de 1874 en el hogar de don
Pedro Pardo y doña Paula Novoa. Fue un joven alegre a quien los azares de la
fortuna le fueron adversos y se vio encaminado por la senda del bandolerismo.
Cuando
quiso enmendar rumbos, ya era demasiado tarde. Incluso viajó a Chile para
rehacer su vida, en ese país trabajó en las minas de salitre en Iquique y de donde
tuvo que regresar al tener un fuerte altercado con los abusivos mineros y que
culminó en un hecho de sangre.
Las
hazañas de Luis Pardo son innumerables, desde su primera acción de armas en
Barranca, en 1899, a órdenes del caudillo Augusto Durán, y su posterior evasión
de la cárcel en Lima; hasta las memorables corridas de toros en cantidad de
pueblitos de la cuenca del rio Pativilca, donde a despecho de la policía que Io
perseguía, se daba maña para enamorar a la moza mas plantada del lugar y echar sus
buenas capeadas para luego muy elegantemente escapar de sus perseguidores. Todo
esto sin contar las veces en que "pedía prestado" a los hacendados y
comerciantes que tenían la mala suerte de encontrarse con él en la Pampa de
Lampas o en algún descampado, para luego repartir ese dinero entre los pobres.
Estatua de Luis Pardo a la entrada de Chiquián
Se
cuenta que una partida militar encabezada por el tristemente célebre, Sargento
Mayor Alvaro Toro Mazote, después de meses de perseguir a Luis Pardo, ante su
fracaso, no tuvo mayor opción que organizar a la población de Cajacay para que
asesine al héroe popular. La delación, la tortura y Ia traición estuvieron a la
orden del día en Chiquián. La familia del ídolo del pueblo fue vejada y
humillada para que este se rinda; los métodos de Toro Mazote, al parecer nada
tenían que ver con los derechos humanos.
En
el camino carretero que sube de Pativilca, se cruza un puente llamado Luis
Pardo, este puente esta ubicado sobre el lugar donde fue muerto un 5 de enero de 1909
este corajudo jinete cuyas acciones han pasado a la posteridad a través de
relatos y canciones.
La tumba del héroe popular, en Chiquián
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