La memoria de los pueblos se encuentra o bien en la tradición oral, en
las costumbres enraizadas o en los documentos que registran los hechos humanos.
La tradición oral, transmitida de generación en generación es el más eficaz modo de transmitir la cultura de un pueblo.
Nuestro pueblo tiene mucho de los dos primeros: gozamos de una rica
mitología y pese a los avatares sufridos, mantenemos nuestras principales
costumbres. En donde sí estamos en falta es en lo último, no tenemos documentos
que registren los aspectos más importantes de nuestra historia.
Ya en el Siglo XVI, apenas llegados los españoles a Ancash, decían que
se habían perdido los documentos que registraban los primeros datos de nuestros
pueblos. Con el paso del tiempo fue agravándose el problema.
Quienes quieren indagar sobre nuestro pasado, tienen que viajar a
España, zambullirse en los Archivos de Indias y ver qué pueden encontrar. Y ese
trabajo, cuesta mucha plata y es bastante fatigoso.
"El Departamento" se imprimía "a caja", colocando letra por letra los tipos
Pero lo que es inconcebible es que aquí en nuestra propia tierra, no sepamos
conservar los documentos que registran nuestro pasado histórico. Hasta hace
unos pocos años, existía el diario “El Departamento”, sus archivos que
contenían la historia de todo el siglo XX estaban guardados en sus oficinas de
la tercera cuadra de la Av. Raimondi. En la actualidad, no hay “El
Departamento” y ya no existen sus archivos. Pudimos ver en una ocasión como la
lluvia y las ratas habían destrozado nuestra historia y nadie hizo nada por
impedirlo.
Lo peor es que los pocos ejemplares de “El Departamento” que hasta
inicios de 2005 año se guardaban en la biblioteca municipal, por la atrevida
ignorancia de un empleado a quien no le gustó ver papeles viejos y empolvados,
sin más ni más, los sacó al patio y ordenó quemarlos. A este Nerón de la cultura
hay que hacerle un monumento, pues su supina acción no merece otro tratamiento.
Aquí se perpetró uno de los más graves atentados contra nuestra cultura regional.
Quien se lleva la palma en esto de la pirotecnia anti cultural, es todo
un personaje, nada menos que un Director del Colegio Nacional de “La Libertad”.
Ante él, queda chiquito quien quemó “El Departamento”. Un día como hoy, 17 de mayo de 1932, en el antiguo
local del colegio de “La Libertad”, se requerían aulas pues por las condiciones
de bonanza económica que vivía Huaraz, venían alumnos de todas las provincias.
Urgido por las circunstancias, el Director no tuvo mejor idea que ingresar al
salón donde se guardaban valiosos archivos y muchos documentos de la ciudad.
“Estos son papeles viejos que ya no sirven” había dicho, y sacándolos al patio
les prendió fuego. Un dato más, este salvaje se llamó Oscar Greulich.
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