Desde Roma se anuncia que pronto subirán a los altares los sacerdotes polacos Michal (Miguel) Tomaszek (30) y Zbigniew Strzalkowski (32), de la Orden de los Frailes Menores Conventuales que fueron asesinados por SL en 1991 en nuestra tierra.
Los dos mártires que pronto serán santos de la iglesia católica
La extensa parroquia Señor de Mayo de Pariacoto, donde trabajaban los misioneros franciscanos, abarcaba cinco antiguas parroquias campesinas en la “Cordillera Negra”.
Fue allí mismo, donde el 9 de agosto de 1991 los asesinos los esperaron el final de la misa concelebrada con los jóvenes campesinos, los ataron y llevaron fuera del pueblo de Pariacoto, camino a Cochabamba, donde murieron acribillados por los terroristas.
Los acusaron de difundir la Biblia, la Misa y la catequesis… "adormeciendo las mentes y conciencias, impidiendo que los campesinos aceptasen su mensaje y se plegaran a la lucha armada con ayudas como Cáritas y otras obras sociales" según detalla la propaganda senderista.
Noticias de la época recuerdan la concurrida misa de cuerpo presente con los cuerpos que aún ensangrentaban los hábitos franciscanos, producto de una violenta muerte: Miguel con un orificio de entrada de la bala por la nuca y salida por la cara, mientras que Zbigniew recibió una primera bala en la columna, siendo rematado aún con vida con el tiro de gracia en la nuca con salida por el ojo izquierdo.
Cartel senderista con la sangre del padre Zbigniew
Hoy sus tumbas, ubicadas en el templo de Pariacoto, son lugares de oración y permanecen siempre adornadas con flores. Y el Postulantado de los Franciscanos Conventuales en Lima lleva sus nombres.
Monseñor Luis Bambarén, yungaino de origen ha comentado a la prensa que se entrevistó con Abimael Guzmán sobre este hecho y le pidió perdón por esta matanza. Fueron "acusados de impedir que el mensaje de ‘la lucha armada’ sea acogida por los jóvenes y el pueblo", le dijo.
Mons. Bamabarén en romería al lugar del asesinato de nuestros martires
Con ellos será beatificado por el Papa Francisco otro sacerdote italiano Sandro Dordi, asesinado en Casma. También está en lista de espera, el padre Daniel Badiali, de la Operación Matto Grosso de Hugo De Censi, quien murió en 1997, canjeando su vida por una voluntaria que estaba siendo secuestrada.
La iglesia católica tiene motivo de alegría con sus mártires del siglo XX.
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