La Virgen de Belén es según Marcos Yauri una imagen muy querida por el pueblo huaracino. Cuenta la leyenda que el Niño se le escapaba de los brazos y salía a jugar a la plazuela con los niños del barrio, de donde su Santa Madre lo recogía sucio y con las sandalias manchadas de barro.
Es bellísima la imagen de la Belenita
En su homenaje, aquí unas líneas sobre su barrio.
Las
primeras noticias de Belén las tenemos afines del siglo XVII, cuando llegan los
misioneros de la Orden de los Betlemitas, creada en Panamá y que se ocupaba del
cuidado de los indios enfermos y abandonados. Estos frailes edificaron una
capilla en la parte sur del pueblo y la pusieron bajo la advocación de su
patrona la Virgen de Belén. Ya en el siglo XVIII desearon edificar un hospital
llamado “Señor de San José”, junto a la capilla de Belén. El 10 de marzo de
1702 Cristóbal Cabello Ramírez, vecino de Huaraz dio en venta real a los padres
Fray Juan de Santa María y Fray Antonio de Jesús, religiosos betlemitas, un
corral cercado de piedras para el hospital.
Es fama que
para la edificación del hospital, los betlemitas obtuvieron licencia de su
majestad el Rey de España, para utilizar las piedras de la “antigualla de
Pumacayán... y si descubrieran algún entierro de plata, oro, perlas y otras
cosas, los saquen para dicho hospital”.
El templo
de Belén fue destruido, así como todo Huaraz, por el terrible sismo del 6 de
enero de 1725. La reconstrucción del poblado duraría muchos años. Tenemos el
plano elaborado en 1782 por el misionero Manuel Soldevilla, que en su extremo
sur consigna el nuevo “convento y hospital de Belén” y se observa la futura
plazuela, y las calles aledañas que con el tiempo darían origen al hoy llamado
barrio de Belén. El templo de Belén concluido hacia 1789 era el más hermoso de
Huaraz, con sus soberbios altares de estilo barroco y el ara hecha de plata
repujada. Lamentablemente, el sismo del 70 lo destruyó completamente, matando a
su párroco de entonces, el joven padre Victoriano Méndez Espinoza.
Durante la
época colonial, no se conocía la denominación de barrios, ésta recién vendría a
impulsarse entrada la república.
A mediados
del siglo XIX, se traslada el cementerio de la ciudad, de las inmediaciones de
la plaza mayor a la zona conocida como “Yucyucpampa”, a dos cuadras de la
plazuela de Belén (actualmente el Parque Santa Rosa). El cementerio estuvo allí más de 50 años, hasta que fue
trasladado a “Pilatarac”, donde actualmente se ubica.
Cada 24 de enero se venera a la patrona del barrio de Belén
En 1866,
luego del triunfo peruano sobre España, se suscita una fiebre patriótica que
llegó a todos los pueblos. Es así que se crean los distritos urbanos de
Independencia y Restauración, el primero de la plaza hacia el río Quillcay y el
segundo de la plaza hacia Tacllán. Belén quedaba circunscrito en este tiempo en
el distrito de Restauración. Hasta el sismo del 70, todo niño nacido en Belén
llevaba la anotación que lo reconocía como habitante de ese distrito en su
partida de nacimiento.
Es a fines
del siglo XIX, cuando bajo la administración edil del padre Pedro García
Villón, se reestructuran los cuatro barrios tradicionales de Huaraz: La
Soledad, Belén, San Francisco y Huarupampa. Desde esa época surge la rivalidad
entre “soledanos” y “belenistas”. La Soledad, barrio habitado por gente de
pueblo, donde abundaban las clásicas chicherías, otorgó el apelativo de
“alalaq” a Belén, no sólo por estar cerca al río Santa, que de su sector
Challhua, enviaba fríos vientos cada tarde, sino porque no congeniaban con sus
habitantes, más encopetados y tradicionalistas. Los belenistas, sin hacer caso
a sus vecinos, se esmeraron en presentar la mejor plazuela de Huaraz, con una
bellísima pileta ornamental y bancas de muy buena consistencia.
La casa de los Vega y de los Saravia. La pileta y sus antiguas bancas.
El Colegio
“San Agustín”, donde estudió Antúnez de Mayolo, se ubicaba en una de las
esquinas de la plazuela de Belén. El barrio de Belén tenía acceso a la Plaza de
Armas de Huaraz por sus dos principales calles, los jirones Belén y Castilla,
nombres que se adoptaron recién en 1904, pues anteriormente las calles de
Huaraz tenían denominaciones esperpénticas: “del avestruz”, “del caimán”, y
otras lindezas.
Al crearse
el Seminario “San Francisco de Sales”, se le ubicó en el barrio de Belén. Tenía
un amplio patio y un hermoso salón de actos, así como un mini estadio que tenía
como rústicas tribunas las lápidas del antiguo cementerio. Al trasladarse el
seminario a “Los Pinos”, pasó a ocupar sus ambientes el flamante colegio
particular “San Benito”, administrado por religiosos benedictinos. Este
colegio, creado el 1965, tuvo una efímera existencia, pues debió ser clausurado
a raíz del sismo del 31 de mayo de 1970.
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