Ancash tiene en términos
culturales cinco sub regiones bien definidas. En la costa aparentemente existe
influencia de la cultura occidental y se habla comúnmente el castellano, no
obstante muchos pobladores que migraron de la sierra aún conservan su carga
lingüística y cultural. En la zona norte también sólo se habla castellano por
cuanto allí se hablaba el Culle, idioma ya extinguido, más la carga cultural
predominante es la andina. En el Callejón de Huaylas existen dos variantes del
quechua, uno entre Recuay, Aija y Huaraz donde el habla es fuerte y el uso de
la “j” es notorio (jeno, jara, jaka, etc) y otro entre Carhuaz y Huaylas donde
no se pronuncia la “j” (eno, ara, aka, etc), siendo el quechua más delicado;
coincidentemente, en las tres primeras provincias, no existía el latifundio y
siempre sus pobladores se mostraron más liberales, pero entre Carhuaz y Huaylas
sí habían grandes hacendados y eran las provincias más conservadoras.
En Conchucos, donde se generaliza el
sonido “gh” que se diferencia del “q” del Callejón, también tenemos dos
variantes de su quechua y de su cultura: al sur, en Huari se dice “uma” a la
cabeza, mientras que al norte, en Pomabamba se le llama “pegha”; de igual modo,
en Conchucos sur existía mayor liberalismo y poco latifundio, todo lo contrario
que en Conchucos Norte.
Finalmente, en la zona sur se utilizan muchos préstamos
del aymara, habida cuenta que en determinada época (siglos IX y X), la región
tuvo presencia Wari, y las provincias que la conforman han mantenido vigente
usos y costumbres ancestrales muy diferentes a las del resto de la región como
la pervivencia del uso de los quipus en las ceremonias funerales. Las
particularidades idiomáticas expresan las diferencias históricas y culturales.
Es por ello que tenemos una gran diversidad cultural en Ancash, que constituye
su Patrimonio Cultural Inmaterial.
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