Un día como hoy, en las primeras décadas del siglo pasado, se iniciaban las celebraciones de la Fiesta de los Reyes Magos. La noche del 5 de enero casi nadie dormía en Huaraz, pues mientras los menores no pegaban ojo esperando el amanecer, los mayores se dedicaban a esperar la medianoche para llenar de regalos los zapatitos de los pequeños de la casa.
Desde fines del año anterior los padres condicionaban a sus hijos tanto el buen comportamiento como el desempeño escolar, al pedido escrito que había que hacer a los Reyes Magos.
Antigua plazuela de Belén a inicios del siglo XX
En esa época nadie recibía regalos el 25 de diciembre, ese era el Día del Niño Manuelito y a él se le daban los regalos:
Niño Manuelito ¿Qué te puedo dar?
rosas y claveles para regalar.
Todos esperaban hasta pasado el Año Nuevo para que sean los Reyes Magos quienes les lleven los regalos. En el Huaraz de antaño nadie conocía a ese viejito bonachón con mejillas de borracho al que ahora llamamos Papa Noel.
La figura de Papa Noel ha devenido en ser representante del mercantilismo que hoy en día prima en la Navidad.
Ya al día siguiente Huaraz era un loquerío. Era feriado no laborable, pues era la fiesta grande de los Reyes Magos. A esta festividad se le conocía como "Pascua de Reyes", y no estaba errada la denominación, pues "pascua" signfica "paso" (la Pascua la celebraban los judíos en recuerdo al paso del angel exterminador el día que en Egipto ajustició a los primogénitos de esa nación). En el caso que comentamos, la Pascua de Reyes recordaba el paso de los tres Reyes Magos por el Portal de Belén.
Todos los niños esperaban con mucha emoción la mañana del 6 de enero para ver los regalos que habían dejado los reyes. El desayuno era un loquerío por la alagarabía de los menores que se conformaban con lo que recibían, pues los papás ya sabían cómo se habían portado y los regalos venían de acuerdo a ello; por su parte, los pequeños, conscientes de su comportamiento o de los cursos "jalados", no hacían mayor aspaviento, la gracia era recibir regalos traídos por los tres Reyes Magos.
Los Reyes Magos llenaban la imaginación de los niños de antaño.
A las once de la mañana todos pasaban a los templos para asistir a la celebración eucarística. Saliendo de Misa todos se saludaban con fuertes abrazos mientras se deseaban "¡Feliz Pascua de Reyes"!
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