sábado, 23 de marzo de 2013

TESTIMONIO PERSONAL

Un día como hoy, último sábado de marzo, la Iglesia Católica celebra La Marcha por la Vida. Vale la ocasión para ofrecerles un testimonio de vida.


La vida es un don de Dios que nadie tiene derecho a quitar

En 1940, mi madre, doña Lucía Mejía de Salazar, dio a luz a su primogénito, Manuel Antonio, pero a la semana le sobrevino un sobreparto. Quedó paralítica por casi un mes, sólo movía la cabeza y el médico le prohibió tener más hijos, con riesgo de su vida.
Es por ello que de acuerdo con mi padre, don Antonio Salazar Rivero, decidieron cuidarse y no tener más hijos.
Y pasó el tiempo. Cuando doña Lucha tenía ya 40 años le llegó la menopausia, corría el año 1954 y viendo su ritmo irregular, se descuidó y por esas cosas de la vida quedó embarazada. Don Antonio, muy preocupado al enterarse del embarazo la llevó a Lima y allí el médico tratante le aconsejó el aborto, por sus antecedentes, lo peligroso de su estado y su edad madura. "Usted y el niño se mueren, y si el crío vive será mongoloide porque usted ya no está en edad de tener hijos", le dijo toscamente.
En un gesto que la enaltece, como buena católica de sólidos principios, mi madre se negó rotundamente a esa solución, regresó a Huaraz a continuar su embarazo. Confió en Dios y puso su vida en sus manos.
Como toda madre ilusionada, pensaba en el nombre que iba a dar a su futuro hijo. Al ya tener un varón, íntimamente deseaba que sea una mujercita. "Le pondré mi nombre -decía- se llamará Lucía Esther... ¿pero si es otro varón...? Lucio no suena muy bonito, será Luis, Luis Alberto por Alberto Limonta", éste era el personaje principal de la novela radial de moda: "El derecho de nacer".
Llegado el tiempo del parto, ninguna de las parteras en Huaraz se atrevía a atender a doña Lucha, "esa señora se va a morir, yo no me expongo" decían. Tuvieron que recurrir a una anciana comadrona, ya retirada del oficio, era la mamá del Prof. Sabastizágal, a quien conocí como Director del colegio Antonio Raimondi. Ella, se ofreció: "allau, doña Luchita, iremos pues".
El parto fue normal y a las 10.20 del 29 de enero de 1955 nacía un robusto varón. Don Antonio muy emocionado hizo pasar al hijo mayor, Manuel, a que conozca a su hermano. Manuel viendo el abultado vientre de doña Lucha dice: "aquí hay otro". "Esa es la placenta" le corrige el padre, pero no, había otra criatura en el seno de doña Lucha, era yo, a quien nadie esperaba.
¿Qué había pasado? Mi madre, con esos desarreglos de la menopausia, ovuló doble y se embarazó de mellizos. Como en ese tiempo no había ecografía nadie se imaginaba que venía en camino.
A las 11.20 vine a este mundo. Asfixiado, morado por la demora en nacer. Doña Antuca, que así creo se llamaba la noble comadrona, me tuvo que dar tres palmadas para que pueda agarrar resuello. Esa fue mi bienvenida a este mundo. Como no reaccionaba, la viejita se apresuró en echarme "el agua de socorro", es decir, a bautizarme al instante pues se me iba la vida.
Ella tomó la iniciativa pues todos estaban en shock. Viendo a San José en un cuadro que colgaba sobre la cama de mi madre, dijo: "¡San Josecito habrá querido que este niño nazca, que se llame José; y por segundo nombre que lleve el del papá!" Y ella me puso mi musical nombre: José Antonio.
Ahora, 40 minutos de intervalo entre mellizo y mellizo es mucho. Yo nací con muchas neuronas quemadas. Mi destino, como auguró el doctor de Lima era ser un retrasado mental. Gracias a que ambos sobrevivimos, pude, por imitación a mi hermano Lucho, llegar a ser casi normal.


Víctor Depaz, Carlos Cano, yo, Lucho Salazar y Pedro López: "Los Hermanos del Ande"

Y aquí estamos, los dos hermanos, gracias a ese gesto valiente de nuestra madre que se negó a abortarnos. Somos "Los Hermanos del Ande" y en algo estamos contribuyendo a este mundo. En este día, marcharé gustoso por la vida, por todo lo que me ha dado, y por mi madre. ¡Bendita sea mi madre, por haberme traído a este mundo, Dios la tenga en su santa gloria!

sábado, 16 de marzo de 2013

EL VERDADERO DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


Grupo de Homo Sapiens Sapiens

              El hombre no es oriundo de los Andes. Su presencia aquí es relativamente muy corta. Mientras que en el África habitaba ya hace un millón de años; y en el Asia y Europa moraba desde hace quinientos mil años; aquí en Hatun Patsa o Abia Yala (América, en quechua y aymara), su rastro más antiguo no llega a los 25 mil años.

                 Lo más probable es que en la época de los grandes fríos, o glaciaciones, al reducirse el volumen de las aguas del mar, el nivel de éstas descendió cerca a 50 metros y quedó al descubierto un puente que unía Asia y Hatun Patsa (América), en el lugar que hoy se conoce como el Estrecho de Bering, al norte de Alaska.

                Por el mencionado puente se estableció un intercambio. De estas tierras partieron por ejemplo el proto caballo y el proto camélido, ambos a hacerse grandes y bellos en el Asia. De igual manera nos llegaron megaterios, mamuts y tigres dientes de sable. Después de milenios, siguiendo a esas bestias, llegó un mamífero muy hábil, que tenía una capacidad asombrosa para adaptarse a cualquier condición climática y un cerebro que estaba en continuo proceso de crecimiento. Era el Hombre.

                Los grupos que llegaron a Hatun Patsa traían muy rudimentarios conocimientos. Eran Homo Sapiens Sapiens de tipo mongólico o asiático. Andaban en pequeñas bandas y apenas conocían el uso de la piedra, que les servía como arma y herramienta a la vez. Poco a poco esas bandas fueron avanzando hacia el sur, poblando así nuestro continente.

         
Una clásica Punta Clovis, tradición cultural que se extiende por toda América

                Al pasar el tiempo, nuevos grupos humanos llegan a Hatun Patsa. No sólo vienen del Asia, también lo hacen desde el África y de Oceanía. Los africanos vinieron por el mar, traídos por las corrientes marinas, en tanto que los que llegaron de Oceanía lo hicieron de dos maneras, algunos por el mar y otros utilizando otro puente que se estableció entre Hatun Patsa y la Antártida. Eran pequeños grupos que gradualmente se fueron asentando en nuestro medio.

                Con el paso del tiempo, estos grupos peregrinos descubrieron que una cadena de montañas recorría de parte a parte Hatun Patsa y la utilizaron como ruta segura para desplazarse. De este modo, los que venían del norte pudieron adentrarse a la parte sur de nuestro continente.

               Los científicos vienen replanteando sus teorías sobre el verdadero descubrimiento de América. Se pensaba que era de hace 40 o 50 mil años, pero ahora se ha reducido esa cifra a unos 20 mil años como máximo.  Es muy probable que en esa época, lo que hoy se conoce como América del Sur, llegó a ser poblada por cazadores rudimentarios.

Tránsito de los Homos Sapiens Sapiens para llegar a América

domingo, 3 de marzo de 2013

¿LO DE 1885 FUE O NO UNA REVOLUCIÓN CAMPESINA?

             
Un día como hoy, 3 de marzo en el año 1885, los campesinos de las estancias de Huaraz tomaron a sangre y fuego la ciudad. Fueron dueños de ella y de todo el Callejón de Huaylas por 60 días, impusieron sus leyes y comenzaron a repartir la tierra.
 
              Reprimir esta revuelta exigió la presencia de tropas venidas de Lima, que se ensañaron con los indígenas tras develarse la insurrección. El fracaso de Atusparia según J. C. Mariátegui fue por falta de un programa revolucionario y de armas que defiendan esas ideas.
 
El gran Amauta no tuvo mayores elementos de juicio para analizar lo acontecido en Ancash en 1885.
 
            Hay quienes argumentan que el mayor baldón para el movimiento fue el hecho de que se restableciera la tan repudiada contribución personal, apenas se develó el movimiento.

            No ha faltado quien me pregunte ¿por qué profesor, sigue insistiendo en que fue una revolución cuando una revolución supone cambios profundos; mejor no sería llamarle levantamiento, insurrección, asonada, o motín?

            No crean que no he sopesado la situación. He vuelto a consultar todos los textos escritos sobre el tema; el último incluso de Marcos Yauri, quien esboza la peregrina tesis de que Atusparia y “Uchcu Pedro” no se conocieron. Y cuanto más le doy vueltas al asunto, más me convenzo de que lo acontecido en 1885 fue una revolución.

            Una revolución supone cambios profundos. Acá se prefiere llamar ‘revolución aprista del 32’ a la asonada de los apristas, que en realidad no ocasionó ningún tipo de cambio. Pero si analizamos bien lo sucedido en 1885, sí estamos frente a una revolución. Pruebas al canto.

            Una verdadera revolución, produce cambios en las conciencias. Eso pasó en Ancash. Luego de la revolución, los “mishtis” del Callejón de Huaylas, cambiaron su actitud frente a los campesinos. Los trataban con temor, con cierto respeto. Ya los abusos no podían ser tan flagrantes. Había la sospecha de que en cualquier momento se podían volver a levantar. Soy testigo de que hasta antes del sismo del 70, en Huaraz existía un sordo temor a los campesinos.
 
La obra de don Augusto Alba Herrera aportó muchas luces a esta polémica.

El campesino ancashino fue valorado a partir de 1885. Y él también se sintió diferente. Sabía de su fuerza, conocía del poder de su unidad y lucha. Es por ello que no permitió que los hacendados lo humillen como antes de la revolución.

Muy por el contrario, en el resto del Perú, los hacendados siguieron manteniendo una actitud prepotente sobre sus ‘tápacos’ y servidores. Había incluso quienes se hacían conducir en andas al visitar sus chacras; cometían todo tipo de abusos sin que por ello se les juzgue o condene. En la zona sur, el campesino se tenía que dirigir al hacendado mirándole a las botas, ¡pobre del que osaba mirarle a los ojos! Si no es por Velasco, en Ayacucho, Cusco y Puno, hasta el día de hoy se estaría manteniendo esta situación. Cosa que no existía en Ancash, especialmente en el Callejón de Huaylas. Y todo gracias a la  revolución campesina de 1885 conducida por Pedro Pablo Atusparia.


Hay razones más que suficientes para honrar la señera figura de Atusparia

viernes, 1 de marzo de 2013

SARITA COLONIA: 99 AÑOS


Unica fotografía de Sarita Colonia.

Un día como hoy, 1 de marzo en el año 1914, hace 99 años, nace en el Jirón Belén, en Huaraz Sara colonia Zambrano, la hoy reconocida como santa por el pueblo peruano con el cariñoso nombre de Sarita colonia.
Cuenta la historia que el su familia era muy humilde, el padre, don Amadeo Colonia se dedicaba a la carpintería y en 1924 trasladó a su familia a Lima.
Allí se asentaron en el Callao, pues otra cosa no podían hacer los pobres. En ese lugar Sarita creció y trabajó como empleada doméstica. quería ser monja pero por ayudar a su familia no logró su sueño.
Retornó la familia un tiempo a Huaraz pero nuevamente regresa a Lima tras el fallecimiento de la madre. Sarita ayudaba a una tía en un puesto del mercado y destacaba por su preocupación por los pobres.
En 1940, a los 26 años Sarita fallece en el hospital de Bellavista y fue enterrada en una fosa común en el cementerio Baquíjano del Callao.
Como Sarita había sido muy buena, la gente empezó a acudir a un pequeño mausoleo que en forma de casita su padre erigió en su memoria. La Iglesia no puede elaborar un expediente de beatificación por este motivo, sin cuerpo, no hay santo.
Pero el pueblo ya hace tiempo la ha santificado. 
Hoy en día Sarita Colonia es venerada en todo el Perú. Esta huaracina es, a decir verdad, la santa peruana del siglo XX.

Sarita idealizada por el fervor popular