martes, 31 de julio de 2012

EL GRAN BARDO AIJINO

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              Un día como hoy en el año de 1900, en Aija es bautizado un niño al que ponen el nombre de Jacinto Palacios Zaragoza.
             Exponente mayor de nuestra música ancashina, sus composiciones cargadas de emoción y altura espiritual, engrandecen el sentimiento nativo. “El Trovador Ancashino” nació en Aija el 26 de julio de 1900. Estudio en Aija y en Huarás, realizando sus estudios secundarios en el Colegio “De la Libertad”.


En Aija vio la luz "El Trovador Ancashino"
            Alternó su afición por el canto y la guitarra con duros trabajos que lo hicieron vivir las penurias de todo asalariado y le sirvieron de fuente e inspiración de sus mejores temas. Trabajó para la Minera Anglo French y compuso “El Obrero”, tema con el que ganó el Concurso Nacional de Amancaes promovido por la Municipalidad del Rímac en 1929, siendo premiado por el Presidente Leguía con Medalla de Oro. Se consagró en 1935 al ganar por segunda vez el concurso de Amancaes, con su inmortal “Mujer Andina”. Ya famoso, fue pionero de las grabaciones musicales.


La Pampa de Amancaes, en 1935, cuando interpretó "Mujer Andina"
            Su fama lo llevó a las radios y a ser animador en diferentes veladas y actuaciones tanto en Lima, Huaraz, Aija y Chavín, de donde era su esposa Benilde Coral.
            Sufrió una apoplejía que le deterioró rápidamente la salud. Fue llevada a Chavín donde falleció el 2 de diciembre de 1959.


En Chavín falleció este egregio músico
            Sus temas más famosos son “Quizás, quizás”, “Lejos y ausente”, “Paz en mi vida” y “Los consejos de tu madre” entre muchos yaravíes y chuscadas.

miércoles, 25 de julio de 2012

EN EL ANIVERSARIO DE HUARAZ

El Huaraz que queremos no sólo es una provincia, como hoy celebramos sus 155 años de existencia, no solo es una ciudad que tiene casi 190 años como tal, no solo es un pueblo cuyo origen se pierde en la noche del tiempo; es más, es un sentimiento, es un ideal, es la síntesis de nuestros anhelos y de nuestra existencia. La saludamos enfervorizados con un sucinto recuento de su grandiosa historia.


Época prehispánica

El  Huarás o Huaraz prehispánico existió por lo menos hace cinco mil años. En el cerro Markún y en Balcón de Judas, se han hallado restos de esa época. El templo de Pumacayán tendría una construcción inicial hacia el año 2,500 a.C.                      
Con el paso del tiempo, dejaron huella los Chavín, que tras un milenio de esplendor (1,200- 200 a.C.) fueron derrotados por los nuestros antepasados, los Waras, que llegaron a invadir el templo de Chavín.


Los antiguos Waras dieron origen a la cultura Callejón o Recuay, como se le conoce actualmente y que dominaron la zona (Callejón de Huaylas y Conchucos) entre los años 200 y 700 d.C. Posteriormente llegaron a la zona los Wari y finalmente se formaron los reinos Huaylas y Conchucos en los siglos XII y XIII.
Los Incas llegaron a nuestro suelo en el siglo XV hacia el año 1470, durante el reinado de Pachacutec. Su hijo, Yupanqui dirigió las tropas incas y su nieto, Huayna Cápac tuvo que casarse con las hijas de los dos curacas para evitar levantamientos mediante ese sagrado pacto de sangre. Del matrimonio entre Huayna Cápac y Anas Colque, hija del curaca de los Waras, nace Paullo Inca, coronado en 1547, el único Inca que no fue cusqueño.
En enero de 1533 los conquistadores pasan por esta zona al mando de Hernando Pizarro con rumbo a Pachacámac, son ellos los que describen por primera vez las características de esta tierra, y dicen de ella que es fértil, con mucho “ganado de la tierra y aldeas prósperas.

Época colonial

En 1538, Francisco Pizarro entrega la Encomienda de Huaraz a su escribano Sebastián de Torres, y en 1574 el capitán Alonso de Santoyo fundaría el pueblo, con el nombre de San Sebastián de Huaraz con 14 barrios; de esta forma la encomienda quedaba al mando de este militar español y serviría principalmente como un asentamiento minero.
Los años de 1537 y 1548 vieron discurrir por suelo huaracino a las fuerzas rebeldes y leales al rey de España, donde se desarrollaron luchas por el poder y terminaron con la muerte del encomendero Sebastián de Torres.
Bajo el gobierno del virrey Andrés Hurtado de Mendoza hubo un intento de urbanizar Huaraz, pero debido a lo agreste de la zona todo quedó como un proyecto. Nada acertados estuvieron al escoger el lugar actual para fundar el pueblo de Huaraz en la desembocadura de una quebrada por su aparente relieve plano. Acaso los deslumbró la abundancia y cercanía de las aguas del río Quillcay y el acopio de árboles. Los fundadores ignoraron que no era un suelo firme sino un suelo que presentaba aguas subterráneas que tuvieron su origen en las faldas del cerro Rataquenua. Sin embargo, la ciudad pudo alcanzar un vasto desarrollo en agricultura y minería.
En 1576 el virrey Francisco de Toledo crea el corregimiento de Huaylas y designa a Huaraz como sede de este corregimiento. Cambian posteriormente los corregimientos por intendencias en vista de los abusos que cometían aquéllos contra los indios.
El sistema impuesto por la dinastía de los Borbones sobre sus territorios en Ultramar generó una serie de problemas: rebeliones por parte de los indios y los mestizos que exigían cambios en la tributación, mejoras en las industrias y libertad de comercio. Fue bajo el reinado de Carlos III que se originó un malestar mayor en la población y trajo como una consecuencia la Rebelión de las alcabalas de Huaraz en febrero de 1780.
El hecho más trascendental fue la implementación de la intendencia en 1784, dando origen a la que tuvo sede en Tarma que estuvo constituida por Huaylas, Conchucos y Huánuco. Capital de Huaylas fue el pueblo de San Sebastián de Huaraz, el cual fue propuesto para ser elevado a la categoría de Villa por el virrey Teodoro de Croix, para lo cual se dispuso la creación del Cabildo a fines de 1788 y se instaló en enero de 1789, siendo el primer alcalde Jacobo del Real.

Época republicana

El núcleo patriota de Huaraz estuvo constituido por personajes notables como Andrés Mejía, Juan de la Mata Arnao, Felipe Antonio Alvarado, Juan de la Cruz Romero, Manuel Jesús González y los hermanos José María y José Manuel Robles Arnao.
Establecido el cuartel general del libertador José de San Martín a mediados de octubre de 1820, envió a la ciudad los emisarios para declarar la independencia. Fue enviado Juan de la Cruz Romero quien introdujo proclamas a favor de la independencia en quechua y provocó alarma en las autoridades de la ciudad. Es enviado desde Huaura el Coronel Campino, quien junto con 250 hombres liberó Huaraz el 29 de noviembre de 1820. Se proclamó la independencia en la ciudad de Huaraz ese mismo día. Fue elegido gobernador provisional el patriota Juan Mata Arnao.
En febrero de 1821, José de San Martín crea la presidencia de Huaylas, teniendo como capital a la ciudad de San Sebastián de Huaraz. Fue designado su primer prefecto el Mariscal Toribio de Luzuriaga que realizó una gran obra para sentar las bases de la nueva sociedad peruana.


En 1854 Huaraz se levanta a favor de Ramón Castilla y luego tiene una importante participación  en la guerra con España en 1866. Pero su mayor contribución con la patria es durante la guerra con Chile, pues Huaraz fue sede del gobierno del Coronel Lizardo Montero, en 1882.
En 1855 nuestra se llena de gloria al ser punto de origen de la gran revolución campesina que encabezara el alcalde de Marián, Pedro Pablo Atusparia. Este levantamiento es considerado el mayor esfuerzo del campesinado peruano en toda nuestra historia republicana.
Ya en el siglo XX Huaraz es escenario de terribles desastres luego de una época en que florecieron las artes y la ciencia. El 13 de diciembre de 1941 las aguas que bajaron de la quebrada de Cojup borraron media ciudad cegando la vida de unos 4 mil ciudadanos. Y el 31 de mayo de 1970, el peor terremoto de nuestra historia se ensañó con Huaraz y otros pueblos del Callejón de Huaylas, acabando con 70 mil personas, 15 mil huaracinos entre ellas.


Hoy en día Huaraz se viene reponiendo de sus heridas y al amparo del turismo y la actividad minera, va forjando su destino, con un nuevo rostro y con una nueva identidad que juntos construimos los antiguos huaracinos junto a quienes han llegado a esta tierra para labrar su esplendoroso futuro.