jueves, 29 de septiembre de 2011

EL VIAJE DE SARITA COLONIA

Un día como hoy, 28 de setiembre de 1924 un grupo de huaracinos emprende viaje hacia Lima. Sus familiares salieron a despedirlos hasta el puente de Calicanto según la costumbre de esa época, costumbre que ha quedado plasmada en la tradicional chuscada que dice:
Muy bien sabes que me voy mañana
abre tu puerta para despedirme,
dejarte dejo, no para siempre,
tener cuidado hasta mi vuelta.
Despachadora, despachallami
hasta el puente de Calicanto
tsepitanomi ewakullasak
casada wampis, soltera wampis.



Hasta el aluvión de 1941 así lucía el puente de Calicanto


En esas épocas nadie viajaba por Pativilca, pues era una ruta muy larga. Se salía de Huaraz por el puente de Calicanto, sobre el río Santa para emprender el camino a Punta Callán, paso obligado para trasmontar la cordillera Negra y encaminarse hacia Chacchán, fin de la larga primera jornada del viaje.
En el grupo que partió de Huaraz aquella mañana estaba el zapatero don Amadeo Colonia Chávez, con su esposa doña rosa Zambrano y sus pequeños hijos, entre los que destacaba una niña de diez años que respondía al nombre de Sara Colonia Zambrano.


Así, con acémilas, habría pasado los Colonia por Callán, viendo la imponente Cordillera Blanca


Después de descansar en la casa hacienda de Chacchán, al día siguiente el grupo de viajeros siguió camino hasta Yaután ya en cabecera de costa. Se apresuraron a cobijarse en los ranchitos que albergaban a los peregrinos pues tenían que levantarse muy temprano en la tercera jornada.
A las tres de la madrugada, ya todos de pie iniciaban el largo camino hacia la temible Pampa Colorada, pesado desierto que obligadamente había que atravesar para llegar el puerto de Casma. Los viajeros comentaban la infinidad de anécdotas de jinetes que habían visto "reventar" sus caballos ante el implacable sol del desierto de Pampa Colorada, y quedarse con el viaje truncado.


Vista aérea del puerto de Casma en la actualidad


A media tarde se avistaba el pueblo de Casma donde había que pernoctar para al día siguiente esperar muy temprano al vapor que venía de Paita y en seis días más les llevaría hasta el puerto del Callao.
Si bien el zapatero Colonia y su familia soportaron estoicamente el viaje a pie de Huaraz a Casma, la travesía en barco se les hizo muy penosa, pues no estaban acostumbrados al vaivén de las olas y sucumbieron al mareo que los postró hasta su llegada al puerto limeño.


Única fotografía de Sara Colonia Zambrano


La familia Colonia se afincó en el Callao, allí sufrieron la triste vida de los inmigrantes llegados de la sierra.
Sara Colonia trabajó como empleada doméstica sirviendo a algunas familia pudientes de la zona. Era muy religiosa, pero no pudo ingresar a alguna orden de monjas debido a sus carencias económicas.
    
Infinidad de imágenes de Sarita Colonia circulan entre sus fieles devotos

A su muerte en 1942, nadie asistió pese a que fue considerada una joven muy buena y caritativa. Tras el sismo de 1970 la fama y milagros de Sarita Colonia trascendió el Callao y hoy se la reconoce por todo el mundo como la santa de los provincianos.


La tumba de Sarita se ha convertido en lugar de peregrinación


Todos los marginales de la capital le piden su protección y cada lunes hacen largas colas ante su tumba en el cementerio Baquijano del Callao agradeciéndole los favores que les concede.


Mas de un Asentamiento Humano lleva el nombre de nuestra paisana

sábado, 24 de septiembre de 2011

LA GRADIOSA FIESTA DE LA VIRGEN DE LAS MERCEDES DE CARHUAZ

Hoy, 24 de setiembre es la fiesta de la Virgen de las Mercedes, Patrona de las Armas del Perú y de muchos pueblos andinos.
En estos meses, vivimos el período de fiestas en todos nuestros pueblos y comunidades. El paso de las bandas de músicos y el tronar de las avellanas nos recuerdan que en el Callejón de Huaylas vivimos y manifestamos con mucha intensidad y vocación nuestra identidad regional.

El cohetero, personaje infaltable en el Ande

En nuestra tierra el período festivo-religioso se inicia a mediados del mes de junio y dura hasta la Navidad.
Son exactamente seis meses que duran las fiestas en la sierra de Ancash. Hace algunos años, un gran amigo extranjero me lo hacía notar crudamente: "tu tierra es tierra de locos, media año trabajan y medio año se gozan", me decía muy admirado. Y en algo le doy la razón:
conozco a músicos de bandas que tienen trabajo constante durante esos seis meses.
Pero esta constatación no trae como colorario la equivocada creencia de que en el Ande, la gente se mata trabajando años para despilfarrar lo ahorrado en unos cuántos días de fiesta. Quien piensa de esa manera no valora lo intrínseco de nuestra cultura andina, a saber: la fiesta patronal es el espacio donde la comunidad renueva y fortalece sus vínculos, es el período de catarsis en que se fortalecen los vínculos familiares y locales, mediante la reciprocidad y la redistribución.

Plaza y templo de Carhuaz, epicentro de la fiesta

Muchos se han alegrado en la fiesta de Huánchac, y en Recuay, ahora vienen más fiestas en honor a la Virgen de Las Mercedes, Toclla entre ellas. Recuay estuvo de fiesta la semana pasada y hoy es el día central en Jangas, San Luis y Carhuaz, que honra a su querida Mama Meche.
Antiguamente, el mes de junio antiguamente era considerado un mes masculino, relacionado con el sol, hoy en día notamos un continuum, pues tenemos en ese mes las celebraciones de los santos católicos: San Antonio el día 13, San Juan el día 21, San Pedro y San Pablo, el día 29 de junio.
Agosto y setiembre, en cambio, son meses femeninos en el Ande. En agosto, la Virgen de las Nieves, la Virgen de la Asunción y Santa Rosa, se celebran en muchos pueblos ancashinos.
Setiembre es el mes del inicio de las lluvias, mes de gestación en los sembríos; y no es coincidencia que el mes de setiembre sea es el mes de la Virgen de las Mercedes, amorosa patrona y madre de todos los carhuacinos.
Analicemos la fiesta de Carhuaz, no por su renombre, sino porque en ella se manifiesta con mayor nitidez la vigencia de esos dos grandes principios de la cultura andina y que no debemos olvidar, el de la reciprocidad y la redistribución, aspectos que se viven con intensidad en la fiesta patronal de Carhuaz.
Desde Chavín, es decir desde los inicios de la civilización andina, la reciprocidad y la redistribución eran los ejes de las relaciones interpersonales, ambas entendidas como la manera en que una sociedad comunitaria mantenía el orden y la equidad en medio de una geografía agreste, que hacía realmente difícil la vida para nuestros antepasados. La reciprocidad fue la respuesta a la necesidad de mantener fuertes lazos de unidad para enfrentar los problemas cotidianos. Fue el reconocer la inutilidad del esfuerzo personal, frente a la magnificencia del trabajo comunitario.
La Virgen de Las Mercedes, patrona de Carhuaz

La reciprocidad carhuacina se manifiesta en el sistema de los “qelles” u oferentes, que ayudan a los mayordomos a “pasar la fiesta” con sus dones y hacerle la carga más llevadera. Esto se ve en todos los lugares, pero en Carhuaz la reciprocidad es llevada a su máxima expresión.
La Redistribución es el principio por el cual, los bienes se reparten en forma equitativa en la comunidad. Antiguamente, la existencia de los tambos y las collcas eran la expresión de la redistribución. Si la comunidad sufría alguna calamidad, aluviones, terremotos o guerras; el estado le socorría con lo almacenado en tambos y collcas. Los excedentes se redistribuían. Los presentes y las ofrendas que recibían los curacas y principales no pasaban a engrosar sus arcas personales, ellos las distribuían entre sus tributarios. Así fortalecían los lazos de la reciprocidad. Reciprocidad y redistribución, eran dos conceptos íntimamente ligados.
En Carhuaz, el eje de la redistribución es el mayordomo, pues todo cuanto recibe lo reparte entre sus invitados, entre sus oferentes y la comunidad, durante los días de la festividad.
Carhuaz inicia sus festividades el 1 de setiembre con doce días de rezos nocturnos. El 13 es dedicado al colegio que lleva el nombre de la patrona del pueblo, pero el 14 de setiembre arrancan la novena y la entrega de los presentes a los mayordomos.
La fiesta se generaliza en esos días pues mañana y tarde, los carhuacinos tienen que actividad en honor a la Mama Meche.
La Novena es singular: a las seis de la mañana, el novenante y sus familiares se presentan a las puertas del templo para ofrecer “la diana” a la Virgen. Allí se baila con la banda de músicos hasta las ocho, hora en que todos pasan a servirse el pecan caldo en casa del novenante. A las once de la mañana están de retorno en el templo para escuchar la Misa de Novena, luego de ella se sirve el almuerzo para toda la concurrencia.
Las avellanas se regalan por "gruesas", doce docenas cada una.

En forma paralela, en casa de los oferentes o “qelles” se produce el siguiente rito: llega el almuerzo enviado por el mayordomo, generalmente es un caldo de cabeza y el aca cashqui (ojo, en Carhuaz se ha eliminado el uso de la”j”; de modo que cuy es para ellos aca, y en Huaraz jaca). El oferente puede llevar un toro, fuegos artificiales, javas de cuyes, cajas de cerveza, y otras exquisiteces. Claro que lo más vistoso es ofrecer un toro. En este caso, luego del almuerzo, el “qelle” con sus familiares e invitados odornan al toro con una moña y un enjalme y lo hacen pasear por las principales calles de Carhuaz antes de llevarlo a casa del mayordomo bailando con la música de una banda.
La entrega es singular: se rompe una botella de champán en el asta del toro en señal de recepción y toda la comitiva del “qelle” pasa a recibir el agasajo que corresponde, diez cajas de cerveza, diez cuyes con su perol de papas y picante, y un ollón de llunca cashqui. Y la fiesta continúa hasta que el “camachico” ordena lanzar la avellana que avisa al “qelle” de su retirada, pues otro oferente está esperando para el ingreso a casa del mayordomo.

Paseando al toro por la Plaza de Carhuaz

El pasado sábado 17, diecisiete toros fueron entregados al “mayordomo del día”, y ojo que no hay un solo mayordomo, hay mayordomo de la bajada, de la víspera y del día. Normalmente, un mayordomo recibe entre 50 y 70 toros, entre el 14 y el 22 de setiembre. De modo que en esos días prácticamente todo Carhuaz es una fiesta. Quienes llevan avellanas, pelotas, cerveza, cuyes, maíz, papas, etc, también lo hacen acompañados de familiares y con su respectivo conjunto musical, de preferencia roncadoras.
Muchos se preguntan, ¿Y se matan los 70 toros? No necesariamente, media docena a lo mucho, el resto va a compensar los gastos del mayordomo.
Lo realmente singular de esta tradición de los “qelles” de Carhuaz, es que todo es con cargo a reciprocidad. Quien recibe un toro, o cualquier otro regalo, está moralmente obligado a devolverlo en cuanto haya oportunidad.
El sábado 17 acompañamos a don Pedro Rodríguez Lazarte a llevar un toro al mayordomo de la víspera, el único médico con grado de doctor de todo el Callejón de Huaylas. Don Pedro nos contó que simplemente devolvía el toro que el mencionado doctor le regaló cuando don Pedro fue mayordomo el año de 1985. “A mí me regalaron 65 toros, sólo me falta devolver ocho” nos contó con una amplia sonrisa.
Las fiestas en el Ande estrechan los lazos al interno de las comunidades. La Mama Meche de Carhuaz bendice a ese generoso pueblo que mantiene vigentes las relaciones de reciprocidad y redistribución, principios básicos de nuestra cultura andina, que sigue viva y sólida en pleno siglo XXI, en plena era de la globalización.

viernes, 23 de septiembre de 2011

EN EL DÍA DE LA JUVENTUD

EL NIÑO HÉROE VIVIANO PAREDES


            En 1879 Chile invadió nuestro país y dio inicio a una guerra que duró cinco largos años. Fue la guerra del Salitre, a la que generalmente se le conoce como la guerra del Pacífico. Pero detrás de Chile estaban los intereses de Inglaterra, el poderoso país europeo que obtenía grandes ingresos económicos con el comercio del salitre.
            Los ancashinos acudieron en masa al llamado de la Patria. Apenas se supo del inicio de la guerra, los alumnos del 4° y 5° año de Secundaria del Colegio “De la Libertad” de Huarás, se alistaron en las filas del ejército. Hasta el final de la guerra, se calcula que un total de cinco mil ancashinos participaron de la contienda.
            Cuando los chilenos amenazaban con invadir a Lima, a fines de 1880, de Ancash fueron a defender la capital cientos de paisanos. Uno de ellos fue un humilde zapatero a quien siguió tercamente su pequeño hijo de apenas 11 años. Este niño, de nombre Viviano Paredes escribiría una de las páginas más sublimes de heroísmo infantil.
            En enero de 1881 se planifica la defensa de Lima, en dos grandes líneas; la primera se ubicó al sur de la capital en terrenos de la hacienda de San Juan, y la segunda en Miraflores. En San Juan, el ejército peruano estaba dividido en tres cuerpos, el Cuerpo Central tenía como jefe al Coronel Andrés Avelino Cáceres. Una de sus tres divisiones era dirigida por el Coronel Ayarza y en ella se encontraba como soldado el padre del pequeño Viviano.
Andrés Avelino Cáceres
            Cáceres en sus “Memorias”, señala que la División del Coronel Ayarza fue la que sufrió la peor acometida chilena y perdió no solo a su jefe sino a la mayor parte de sus combatientes. 
            Viviano Paredes ayudaba a los soldados alcanzándoles pólvora y municiones. Cuando las tropas chilenas asaltaron la trinchera donde se encontraba el niño, mataron al portaestandarte del batallón y tomaron la bandera para declarar ejecutada su victoria; es entonces cuando surge entre el humo de los disparos el pequeño Viviano Paredes y en un acto de sublime heroísmo arrebata el glorioso bicolor nacional a los chilenos retornándolo a las filas peruanas.
                                          Niño huaracino en foto de 1886, de la edad de Viviano

            Los soldados chilenos al darse cuenta que han sido burlados, con ira dirigen sus disparos contra el cuerpo del pequeño. Gravemente herido, el niño héroe, en un supremo esfuerzo logra entregar la bandera peruana a los defensores.
            El escritor José Luis Torres, recoge el gesto inmortal de este pequeño paisano nuestro. Él también nos dice que falleció desangrado en los cerros de San Juan, el fatídico 13 de enero de 1881.
Viviano Paredes, niño héroe de la guerra con Chile. Su ejemplo imperecedero merece la mejor de las alabanzas y homenajes. Sería justo que algún colegio lleve su nombre, que las promociones escolares lo tengan como adalid y ejemplo. Pueblo que no reconoce el valor de sus héroes, no merece estar a la altura de ellos.

lunes, 19 de septiembre de 2011

MAXIMILIANO ROSARIO SHUÁN Y EL PASACALLE ANCASHINO

Testigo del Siglo XX, don Maximiliano Rosario Shuán nació en Huaraz un día como hoy, 18 de setiembre de 1900. Músico y bordador, integró la Banda de la Gendarmería en 1924. En los años 30, fundó el Conjunto Musical “Los Andes”, con el que ganó muchos eventos en Huaraz y en Lima.
            Fue director del Conjunto “Tupish Huanca”, otro de los afamados conjuntos de los años 50. Destacó como compositor y pasó a ser profesor de música del Colegio “De la Libertad” y de la Escuela Normal de Mujeres “Mercedes Indacochea”.
            Antes del sismo del 70 se desempeñó como profesor de instrumentos de cuerda en la Escuela de Danzas Folklóricas. En los años 70, enseñó en la Escuela Regional de Educación Artística (hoy ESFA).

Don Maximilano Rosario Shuán (segundo de la derecha, con sombrero) junto a profesores y alumnos de la EREA en foto de 1973

            El tema con el que se le identifica, es el bellísimo pasacalle “El Huascarán”, conocido popularmente como “Lucerito”. También son de su autoría la chuscada “Shillpi rurimpa” y los huaynitos “Paloma blanca”, “Cruel dolor”, “Shincay pampa”, “Se acabaron ilusiones” y “Mi pecho es un cementerio”.
            Emocionado por un homenaje que se le ofreciera en el Cine “Radio”, sufrió un derrame cerebral, falleciendo un mes después, el 3 de mayo de 1985.

El PASACALLE
            Originariamente a este baile se le conocía como “huayllishada” o “ewallé”, y se le bailaba en las calles como fin de fiesta. En la actualidad, el Pasacalle ancashino es un baile de salón, donde se abrazan las parejas y forman ru
edo; hay mudanzas de sitio y algunas reverencias. Generalmente, las reuniones sociales inician y terminan con un Pasacalle. Cuando la fiesta ha llegado a su fin, el conjunto ejecuta los cadenciosos sones de un Pasacalle e inmediatamente los invitados se apresuran a bailarlo en señal de despedida. Todo Pasacalle es rematado con una fuga que suele ser vivaz y bien zapateada.

Moderno pasacalle en la Plaza de Huaraz


            El pasacalle es un ritmo andino propio del departamento de Ancash. De allí se ha extendido a otros departamentos, como Huánuco Ayacucho, donde aún se le conserva con naturalidad  y a otros donde se le ha estilizado y hasta cambiado el nombre, caso de Junín y Cerro de Pasco, en donde se le conoce como “muliza”.
            Los orígenes de este ritmo andino se pierden en la penumbra de la formación de nuestras primeras culturas. No sería peregrino señalar que el pasacalle ancashino surge en la época pre-Chavín, pues su ritmo ha sido siempre cadencioso, propio para ser acompañado por la caja flauta o roncadora. Este es un instrumento típicamente ancashino.
            Los Recuay nos muestran en sus ceramios a pastores ejecutando música con la caja flauta. Más adelante encontramos el verso más antiguo que muy probablemente fue entonado en este ritmo tradicional:
“De sus huesos haremos quenas,
de su piel haremos tambores,
beberemos chicha en sus cráneos,
entonces danzaremos”.
            Marcos Yauri Montero, al analizar la literatura quechua de  Ancash, menciona que en tiempos Incas, nuestros antepasados vencidos, convertidos en mitmas, imprimieron la cadencia triste y melancólica al pasacalle, pues bajo este ritmo iniciaron el viaje sin retorno. Aquí estaría la primera referencia al “ewallé”, nombre con que originariamente se conocía al pasacalle ancashino. Los siguientes versos, que aún se cantan hoy en día, confirmarían su hipótesis:
“Akuri niña, ewakullashum
taqe jirka, waqtallanta,
tsechomi niña, watashqeki,
condorkuna, pununancho”
            Durante el período de la dominación europea, el “ewallé” o pasacalle ancashino se convierte en la melodía preferida por los arrieros ancashinos. Ellos la llevan a la capital y los diferentes lugares de su peregrinar, especialmente por la sierra central. Tal es así que se difunde entre los departamentos de Huánuco, Pasco y Ayacucho.

            Daniel Quirwayo, eximio músico y acucioso investigador de nuestra cultura musical ha escrito un interesante opúsculo sobre la muliza, en el que rastrea su verdadero origen. Su conclusión es que la muliza llega al centro del Perú llevada por los arrieros huaylinos que a inicios del siglo XIX recorrían los caminos de la nueva patria.
            Pero quien dio el nombre de “pasacalle” al tradicional “ewallé”, fue el afamado compositor don Maximiliano Rosario Shuán, quien en 1924 llegó a la capital como integrante del Conjunto Típico Huaraz. Al ejecutar el “ewallé”, fue requerido por los curiosos, cómo se llamaba ese ritmo tan cadencioso y elegante. Contaba el mismo Rosario Shuán que al ver que no entendían el vocablo quechua, se puso a bailarlo y dijo: “así se baila en mi tierra, cuando acaba la fiesta y la gente se va, pasando la calle”.

Festival de Amancaes en 1933, donde participó M. Rosario Shuán

            No es ocioso señalar que el más hermoso pasacalle lo ha compuesto el mismo don Maximiliano y ha sido grabado como “El Huascarán”, pero es más conocido como “Lucerito”:
“Lucerito del amanecer,
sobre el Huandoy,
te vi relumbrar.
Blanco granizó, yo te vi caer,
blanca aurora,
llanto de mujer.
¡Ayayay, luz del Huascarán!
Mañanera, diadema del Huandoy.
Carasina, contigo me voy,
mis esperanzas perdidas no son”.
Del análisis de sus versos, tenemos que con esta insuperable canción don Maximiliano Rosario Shuán rinde homenaje al dios de sus ancestros, el Waraq Koyllur o Lucero del Amanecer. Probablemente lo compuso estando en Huaylas, pues hace referencia al nevado Huandoy. El lucero del amanecer se alza a partir de las cinco de la mañana sobre ese bellísimo nevado, anunciando la salida del sol y éste, con sus primeros rayos forma sobre el nevado una especie de diadema o corona de haces de luz, iluminando al vecino Huascarán.

Realmente es un diadema formado por los rayos del sol el que se observa sobre el Huandoy

En Huaraz, el Waraq Koyllur aparece sobre el nevado Churup, “jalando a su padre el sol” según un antiguo mito y produciendo el mismo efecto lumínico que se observa en Caraz.

¡Qué grande don maximiliano Rosario Shuán al inmortalizar momento tan sublime del amanecer en nuestra tierra!

viernes, 16 de septiembre de 2011

EN HOMENAJE A MISTURA: la culinaria en Chavín

LA CULINARIA CHAVÍN

Si hubo un pueblo que logró satisfacer sus necesidades alimentarias, ese fue el pueblo andino. Actualmente se reconoce que la única civilización en la que no se conoció el hambre fue la civilización andina. Pero nuestros antepasados fueron más allá aún, inventaron una culinaria exquisita, llena de aromas, sazones y gustos que hacen de la cocina peruana una de las más exquisitas del mundo.
¿Dónde nace esta tradición cultural? ¿Cómo es que el peruano tiene tanto sabor en sus comidas?
Partamos del hecho que sólo las grandes culturas han podido desarrollar exquisiteces en materia alimentaria. Y aquí, en el Ande ancashino, se desarrolló la más grande cultura del mundo antiguo, la cultura Chavín, paralela a la egipcia y a  la griega. El mundo entero constata que cuatro mil años después, no destacan ni la culinaria de Egipto ni la de Grecia, mientras que la culinaria andina es considerada una de las tres más exquisitas sobre la tierra.

ANTECEDENTES
La cultura Chavín se desarrolló entre los siglos XIV y II a.C. Se la considera una síntesis entre el desarrollo cultural amazónico (sus orígenes Arawacs hoy en día son irrefutables) y las tradiciones costeñas que florecieron entre los valles de Chillón, Supe (Caral), Huarmey y Casma (Sechín).
Para el año 1350 a.C., que es donde muchos autores fijan los inicios de la cultura Chavín, recién se conocía la cerámica en el antiguo Perú; es más, se puede considerar que la cocción del barro es uno de los primeros aportes de Chavín. Este descubrimiento tendría gran importancia en el desarrollo del arte culinario de los chavinos.
Anteriormente, la culinaria ancashina se circunscribía al consumo de alimentos crudos o asados al fuego. Thomas Lynch al estudiar la Cueva de Guitarrero señala que en el estrato correspondiente a los 5000 años a.C. pudo encontrar evidencia de que el hombre del Callejón de Huaylas ya consumía en su dieta carbohidratos (oca, mashua), azúcares (lucma, pacae), proteínas (carne de cuy, de rana, de vizcacha) y vitaminas (ají), grasas y aceites (carne, maní, palta); considerando que estaba mejor alimentado que cualquier hombre común del siglo XXI.

EL MUNDO CHAVÍN
Diversos estudios coinciden en que Chavín tenía una cultura muy desarrollada. Su organización social era compleja, basada en una religión muy relacionada con la agricultura y la ganadería.
Chavín dominó territorios en las tres áreas principales de la geografía peruana: costa, sierra y amazonía. De modo longitudinal, su influencia se extendió hasta Piura en el norte y Ayacucho por el sur. Creó una extensa red de caminos y supo integrar bajo la creencia en un sólo dios, el dios Guari, el Civilizador, representado en el mal llamado Lanzón y en la Estela Chavín, a pueblos de muy disímil origen.
Los aportes de Chavín en las áreas  de la agricultura, del comercio y la comunicación, fueron muy importantes para el futuro desarrollo de la cultura andina.
Chavín tuvo su apogeo hacia el año 500 a.C. y desaparece su influencia en el último siglo de ese milenio; pero el mundo andino nunca sería el mismo gracias a la influencia cultural de Chavín que entre otros aportes tiene la red de caminos que unieron desde la zona del Cusco hasta Piura; la utilización de la llama como animal de carga; el gran desarrollo de la agricultura con la utilización de andenería y canales de riego, más el cultivo masivo del maíz y la papa.
Un pueblo bien alimentado, es un pueblo feliz. Aquí radica la excelencia del pueblo Chavín. Ellos manejaban altos conocimientos de astronomía y podían predecir el motivo de sequías o lloviznas. Es más, para realizar sus predicciones se apoyaban en el comportamiento de la Corriente del Niño. Desde Tumbes hacían traer el Sagrado Mullu (espóndilus) que venía en balsas hasta Casma y subía por la cordillera hasta Huarás para luego tomar la ruta de Olleros y llegar directamente al templo del dios Guari. Si el Mullu era grande, de gruesa caparazón y muy rosado, era señal de buenas lluvias; pero si el Mullu que llegaba a Chavín era pequeño, quebradizo y pálido, indudablemente habría sequía. En el primer caso, se ordenaba la siembra en todos los terrenos; en el segundo, sólo en los terrenos con riego y los productos que consumen poca agua.
Este fue el éxito de Chavín, por ello es que se mantuvo por más de mil años[1]. En la alimentación basaron su grandeza y su poder.

ALIMENTOS CONSUMIDOS EN CHAVÍN
Hasta antes de la aparición de la cultura Chavín, las técnicas de cultivo eran bastante rudimentarias en el ande peruano, pese a que los primeros alimentos cultivados en Ancash datan del año 8000 a.C. (el ají y el frijol). 
En la zona nor central del antiguo Perú, en tiempos Chavín, además de los alimentos ya mencionados, se conocía el cultivo de la calabaza, el camote, el maní y el maíz; tubérculos como la oca, la papa, el olluco y la yuca.  Entre los frutales tenemos: el pacae, el palto, el lúcumo, el guayabo, el aguaymanto y la chirimoya. Posteriormente se incluiría la quinua, la cañigua y el achís o quiwicha.
El consumo de verduras, conocidas como yuyos, significó una variante muy especial en la alimentación Chavín, costumbre que se prolongó durante toda la existencia del mundo andino, pues hasta en tiempos de los Incas, el consumo de plantas, cocidas y sin cocer, era muy extendido. La cayhua y el tarwi también son verduras incorporadas a la dieta del hombre andino, desde los tiempos Chavín.
Chavín incorpora a la dieta andina el consumo algas, como el cushuro, que se recogía de las lagunas; el cushuro es muy rico en proteínas.
El uso de plantas tanto para sazonar como para favorecer la digestión, fue un gran aporte de los Chavín.
El consumo de lípidos estaba garantizado por el aporte de grasas animales (cuy, alpaca y llama) y grasas vegetales (palta, maní, tarwi), además de menestras (poroto, pallares).
Los arqueólogos han encontrado que en tiempos de Chavín, la gente de la sierra tenía muy buena alimentación, por lo que eran  altos y fuertes: los varones medían entre 1.70 y 1.80 m. y las mujeres llegaban generalmente al 1.60 m.; mientras que en la costa las mujeres eran de una contextura gruesa.
Se han encontrado problemas dentales en muchos restos óseos de los Chavín lo que sugiere un fuerte consumo de carbohidratos.
En tiempos Chavín ya se había extendido la crianza del cuy, la alpaca y la llama. Se consumía además carne de pato, ancas de rana, carne de vizcacha, venado y taruca.
Con el ingente intercambio de alimentos que Chavín propició gracias a la incorporación de rebaños de llamas, la gente de la sierra consumía además de frutas, pescado seco salado, algas secas (cochayuyo) y una gran variedad de mariscos; uno de ellos, el mullu, era considerado en Chavín, el alimento de los dioses, pues con él se ofrendaba en el gran templo del dios Guari. La gente de la costa se beneficiaba con los tubérculos propios de la altura y la carne seca y deshidratada de los camélidos. De la amazonía llegaban la hoja sagrada de la coca y una gran variedad de productos alimenticios y condimentos como el achote y diversas frutas.
Sin temor a equivocarnos, señalaremos que en tiempos Chavín la gente se alimentaba más y mejor que en la actualidad.

HÁBITOS ALIMENTICIOS DE LOS CHAVINOS
Un pueblo eminentemente agricultor, tenía que supeditar sus usos y costumbres a un calendario y un horario compatible con las labores agrícolas.
Es así que en Chavín se desarrolló un calendario de fiestas religiosas adecuadas a las tareas del agro. El año agrícola se iniciaba en el solsticio de invierno, el 21 de junio, con grandes fiestas. Luego de ellas se iniciaba el período de las cosechas, ofreciendo en el gran templo de Chavín las primicias de la pachamama. El equinoccio de primavera marcaba el inicio de la siembra, ocasión en que se realizaban otras tareas que implicaban la participación de toda la comunidad, como la limpieza de canales, la reparación de cercos, etc. pero con un claro contenido religioso, pues se invocaba el concurso del Dios Guari para que el año sea propicio. El solsticio de verano, 21 de diciembre también era recibido con muchas celebraciones, pues se imploraba la presencia de abundantes lluvias para que fructifiquen los campos.
En todas estas fiestas, se consumían los alimentos en forma abundante y se brindaba con la chicha, bebida sagrada que se tomaba en homenaje a la jara mama, el maíz.
En la época del trabajo cotidiano, la normalidad exigía gran dedicación a las labores del campo, por lo que en los ayllus, la costumbre era servirse los alimentos sólo dos veces al día. El primer alimento se tomaba muy temprano, a la hora del alba y consistía en el consumo de frutas y un buen plato de papas u otros tubérculos, acompañado con una sopa, generalmente de maíz. Las mujeres Chavín se levantaban muy temprano a preparar los alimentos.
Para el trabajo llevaban algunos granos o maíz tostado. Al concluir las labores, los hombres de Chavín retornaban a sus hogares donde eran recibidos al caer la tarde con abundante alimento consistente en yuyos y tubérculos.
Es significativo mencionar que en Chavín se inicia la costumbre andina de realizar ayunos rituales absteniéndose del consumo de la sal y el ají. Este dato nos informa de que la alimentación del hombre Chavín era muy condimentada. Nuestros antepasados Chavín, así como trabajaban con dedicación y esmero, sabían darse el regalo de consumir sus alimentos con exceso de aliño, lo que hemos heredado en el presente, constituyéndose la cocina peruana en una de las más sabrosas de la tierra.

PREPARACIÓN DE ALIMENTOS
Los Chavín, gente altamente desarrollada, tuvieron gustos sibaritas, como hemos señalado, desconocidos hasta entonces.
La incorporación de la cerámica como un adelanto tecnológico, permitió que su uso en la preparación de alimentos, abra una inmensa gama de posibilidades no sólo a la creatividad, sino a la cultura alimentaria de un pueblo en formación. Chavín se desarrolló casi durante un milenio, por lo que su influencia es enorme en todo el mundo andino.

La Pachamanca.
No obstante los efectos revolucionarios de la introducción de las ollas de barro en la cocina Chavín, el alimento primordial, la comida más apetecida, fue la pachamanca. La pachamanca tenía una función ritual en todo el mundo andino; era el homenaje a Kon, el dios del fuego y a la pacha mama, que se convertía en una olla sagrada. La pachamanca se consumía en días especiales de fiesta, por lo que su preparación seguía todo un extenso ritual.

Las verduras y hortalizas.
Chavín incentivó el consumo de la papa. Su preparación incluía la ingesta de sus hojas en un potaje que trascendiendo en el tiempo llegó hasta los Incas y se conocía por ellos como kayayuyo. También se consumían las hojas de la quinua, en yuyos picantes o en sopas. El kanchiyuyo era el guisado de hojas de tarwi. Todas esas hojas eran recogidas tiernas, pues maduras, tienen sabor amargo. Qachuni se llamaba a la ingesta de hojas crudas, mientras que mankata señalaba el consumo de hortalizas previamente cocidas.

Los tubérculos y raíces.
Los estudios arqueológicos demuestran que la dieta de los chavinos consistía en un 69% de tubérculos. A partir de Chavín, en el mundo andino se cultivaron cerca a mil variedades de papa. Muchas de ellas destinadas para ser deshidratadas y consumidas como chuño y otras preparadas como tocosh, fermentadas a propósito para que adquieran propiedades curativas, especialmente anti infecciosas. La preparación de la papa incluía diversidad de potajes y cada variedad de papa tenía un acompañamiento conocido: las papas amarillas se comían junto al cuy, las papas negras se servían con los yuyos, las papas blancas o imillas en los chupes o papa cashqui, etc. Innumerables ceramios Chavín representan a éste y otros tubérculos.
Algunos tubérculos eran consumidos como potajes aperitivos, tal es el caso de la oca. En tanto que había raíces que se consumían crudas (achira, amancay, olluco etc.), especialmente por los labradores y pastores que así se reponían de las fatigas cotidianas.
Generalmente se consumían con su cáscara, pues desde Chavín existe la creencia de que al pelarlos, los tubérculos lloraban.

Cereales.
Quinua, maíz, achís y cañihua, son los cereales que el hombre de Chavín incluía en su dieta diaria. La quinua se preparaba como picante y también como api, es decir, al estilo mazamorra, endulzado con miel de molle.
Un cereal consumido en Chavín y ya extinguido era un grano llamado paala, parecido a la cebada, oriundo de Ancash, pero se ignora su preparación. Los cereales eran consumidos triturados.
La Jara Mama, o el maíz, alimento sagrado, tuvo muchos usos en la cocina Chavín. Se le consumía fresco, como choclo; seco y tostado, como cancha, y era el principal acompañante de los caminantes; también se le comía hervido como mote. El maíz molido y aliñado se preparaba en tamales o humitas; se le utilizaba  también para espesar sopas. El maíz era muy agradable para los chavinos en su presentación como tocosh. Pero el principal uso que se destinaba al maíz fermentado, era la preparación de la chicha, bebida sagrada del dios Guari. Se han hallado vasijas en la galería de Las Ofrendas, conteniendo residuos de esta bebida.

Menestras.
El pallar era un alimento muy cotizado por los Chavín. Servía incluso como ofrenda a los dioses. Pero el tarwi, el frijol ancashino, fue la menestra preferida por el pueblo. Su uso, en Ancash, es  genérico hasta la actualidad. Hay vasijas Chavín con la representación de pallares y tarwi, lo que indica la importancia de dichas menestras en su dieta. Su preparación favorita era en guisados acompañados con hierbas digestivas para evitar indigestiones por el frío de la altura.

Carnes.
Las carnes tenían un consumo limitado. Desde Chavín cundió en el mundo andino la costumbre de no sacrificar animales tiernos ni hembras, como un modo de preservar el ganado. Por lo que se prefirió el consumo de carne deshidratada tipo charqui. Sólo en las fiestas grandes, los Chavín se permitían el lujo de sacrificar animales tiernos para alimentar al pueblo.
La carne de cuy era de consumo cotidiano. Por su gran facilidad de reproducción, el cuy era muy querido por el pueblo Chavín. No se le consumía frito como hoy en día, los chavinos no freían los alimentos. Los asaban o hervían. Pero el picante de cuy era el plato favorito de las fiestas al interno del ayllu Chavín.
La carne de pato era consumida en Chavín en ocasiones especiales y sólo por la élite.

Harinas.
Los granos molidos eran vertidos sobre telas que retenían entre su felpa el almidón y dejaban caer las envolturas. La suysuna, era la criba que se usaba para cernir los granos que no se deseaba quedaran muy molidos. Las harinas eran consumidas tostadas generalmente. La flor de la harina se utilizaba en los apis y lo consumían los bebés en el período de destete.
La machka, la harina tostada, era uno de los alimentos preferidos de los chavinos. Se han hallado residuos de machka en cushmas (bolsas) depositadas junto a entierros en la galería de los cautivos.

Condimentos.
Los principales condimentos utilizados por el pueblo Chavín fueron la sal y el ají, éste último utilizado hasta de modo exagerado. Su uso era tan extendido que el ayuno Chavín que luego sería el modo de ayunar en todo el mundo andino, fue el privarse de estos dos condimentos.
Los Chavín comían sus alimentos aromatizándolos con hierbas. Los sibaritas Chavín preparaban salsas picantes o dulces para acompañar los bocados. El achote lo utilizaban para dar color y sabor a las comidas. La miel era conocida y utilizada por este antiguo pueblo y se la conseguía del molle. De ese mismo fruto se obtenía el vinagre.

Las frutas

Los Chavín consumían frutas como aperitivos o como digestivos. Se han hallado ceramios representando a chirimoyas, pacaes y lúcumas. Pero la variedad de frutas amazónicas que se consumía en Chavín queda registrada en la enorme cantidad de semillas halladas por los arqueólogos en los basurales y en los coprolitos.
Los Chavín consumían mayor variedad de frutas que las que podemos imaginar. Como el aguaymanto, redescubierto por Gastón Acurio.

COLOFÓN
Pensar que exista una relación entre la buena alimentación y el éxito de una sociedad en su conjunto, es una hipótesis que necesitaría ser validada luego de un estudio que llevaría cientos de años a los investigadores.
Nosotros nos atenemos a los hechos. Chavín fue la sociedad más exitosa del mundo antiguo. Si tanto ponderamos la influencia de los griegos en la cultura occidental, no podemos soslayar la influencia Chavín en el mundo andino. Con Chavín se sentaron las bases religiosas, morales, tecnológicas, científicas, ideológicas y culturales de la andinidad.
Por más que exista una corriente que propugnan arqueólogos de la talla de Walter Alva y otros de la escuela trujillana, que pretende minimizar la influencia Chavín dando un peso que jamás tuvo a la costa norte, las evidencias son contundentes. Y esto lo reconocen connotados investigadores sureños que no tienen reparo en aseverar que los Incas utilizaron patrones Chavín en la construcción de sus templos y en otros campos de la actividad humana.
Dos mil años después del “ocaso” Chavín, los Incas utilizando su ciencia y sus técnicas. Y añadimos, también su culinaria. Cultura alimentaria que fue la base para el surgimiento de generaciones y generaciones de sabios que en todos los terrenos del conocimiento humano, dieron a luz a la gran cultura andina, que hasta hoy en día se nutre y alimenta como en los tiempos de Chavín.


[1] Los otros dos esfuerzos por hacer del Perú una sola nación en el período de su desarrollo autónomo fueron el imperio Wari (700 – 900 d.C.) y el imperio Inca (1450 – 1532); ambos de muy corta duración.

jueves, 15 de septiembre de 2011

REBELIONES INDÍGENES EN HUAYLAS

Un día como hoy, 15 de setiembre de 1980, la flamante Universidad Nacional de Ancash "Santiago Antúnez de Mayolo", publica la obra del reconocido historiador huaracino Manuel Reina Loli "Rebeliones indígenas del siglo XVIII en Huaylas" como un homenaje al Bicentenario de la gesta emancipadora de Túpac Amaru II. A través de esta obra podemos conocer de la resistencia que opusieron nuestros antepasados al odiado yugo español.


En sus años aurolares era mayor su aporte

Resumiremos lo concerniente a los turbulentos años 80 de ese siglo, tiempos en que se vivía un ambiente bastante movido, que presagiaba ya la lucha independentista que se inciaría en el siglo siguiente.
En 1780 ocurre en Huaraz un levantamiento de campesinos apoyados por el padre betlemita Fray Juan de la Cruz. Dos mil campesinos armados de rejones, espadas, dagas, palos y piedras atacaron al corregidor Francisco Meza y Ponte Castilla, Marqués de Casa Hermosa en la plaza mayor del poblado, oponiéndose a los nuevos tributos que trataba de imponer el Visitador Areche, el mismo que meses después ajusticiaría a Túpac Amaru II en el Cusco. El levantamiento se originó debido a la miseria que asolaba la región pues el año anterior hubo una gran sequía. Sin dinero y sin recursos, verse obligados a pagar mayores tributos, era caldo suficiente para la revuelta.


Arreche, gran represor colonial

Areche salió huyendo de Huaraz y se cuidó de nunca más volver a estas tierras. Otras causas de este levantamiento fue sin lugar a dudas la agudización del problema de la miseria y de la explotación, que no eran sino efectos de los esquilmadores de los obrajes, de la odiada mita, de los diezmos y primicias, de la imposición de las alcabalas, añadiendo a ello los trastornos climatéricos de caracteres catastróficos que se produjeron por esos años.


La sequía afectó a toda región

Ese mismo año se produjeron levantamientos en Caraz, Chacas, Corongo y Piscobamba. De modo que la autoridad española se vio en la necesidad de solicitar refuerzos para controlar las rebeliones. 1780 fue un año crucial. El virreinato se tambaleaba, y sin que sea un movimiento concertado, nuestros ancestros llevaron adelante una serie de amotinamientos en diversos pueblos. ¿Qué hubiera sucedido si éstos se engarzaban dentro del marco del gran levantamiento que en el sur protagonizara José Gabriel Condorcanqui? ¿Se habría tenido la oportunidad de iniciar la lucha independentista encabezada por el elemento indígena?
Lo real es que los profundos estudios sobre el alzamiento en el sur, y el realce de la figura de Túpac Amaru II, han terminado por opacar otros movimientos a lo largo y ancho del Perú colonial. En 1780 todo el Perú estuvo en trance revolucionario y nuestra región no estuvo ausente.


La represión fue general en todo el virreynato del Perú
En 1782 nuevamente en Huaraz hay amotinamientos en oposición a las nuevos impuestos y a las nuevas ordenanzas que “por causa del rebelde”, en alusión a Condorcanqui, prohibían el uso de vestimentas andinas, las representaciones teatrales sobre el tiempo de los incas, el uso de la lengua quechua, y las concentraciones y fiestas andinas. Los huarasinos, acostumbrados a reunirse en grandes aglomeraciones para festejar los carnavales y libar licor, hicieron caso omiso a estas disposiciones y mas bien aprovecharon de ellas para organizar la protesta y manifestarse “contra el mal gobierno” a decir de Manuel Reina Loli.
En la casa del Marqués de Casa Hermosa se colocó un bando que rezaba: “si en el sur se levantaron dos Túpac Amarus, aquí se levantarán doscientos”. Estas protestas tuvieron eco también en Recuay, Carhuaz, Mancos, Yungay, Caraz, Mato, Huata, Huaylas y Macate.


Agustín de Jaúregui, sagaz virrey

El Virrey Jáuregui, enterado de la situación, para evitar que aparezcan nuevos focos de subversión, envía una carta al corregidor recomendándole use “todos los medios de suavidad y dulzura, que su sagacidad le dicte... y contener los desórdenes que nos amenazan”.
Para reponerse del duro golpe que significó la rebelión de Túpac Amaru, la corona española reemplazó a los odiados corregimientos por las intendencias. En el nuevo orden administrativo, Huaylas pasó a ser dependiente de la intendencia de Tarma en 1784. Como se determinó la nueva remensura de tierras, hubo oposición a tal disposición y devino en un tumulto generalizado en 1788. Nuevamente Huaraz, Carhuaz y otros pueblos se vieron convulsionados por los actos de protesta. La autoridad española hubo de hilar muy fino para evitar que estos actos no se conviertan en una insurrección generalizada.

 

lunes, 12 de septiembre de 2011

HUARAZ, SEDE DEL GOBIERNO NACIONAL

Un día como hoy, 12 de setiembre, en el año 1823, Huaraz era sede del gobierno nacional. Y eso no es raro, porque en cuatro oportunidades fuimos sede del gobierno, esta fue la primera.


En Guayaquil no hubo acuerdo entre San Martín y Bolívar


Sucede que en esos años, a la partida de San Martín se vivía un clima muy convulsionado. Don José, al no entenderse con Bolívar en Guayaquil, dejó todo el poder al Congreso para que éste decida qué hacer en setiembre de 1822. El Congreso puso los ojos en José de la Riva Agüero quien tenía la idea de que los peruanos éramos los únicos llamados a liberarnos del yugo español, sin ayuda de nadie.


Don José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete


Lo malo era que Riva Agüero no era de armas tomar y dilataba la cosa. Su poder de convocatoria era nulo, por lo que el Congreso decide llamar a Simón Bolívar para que sea él quien encabece a las fuerzas patriotas.
La decisión en nada gustó a Riva Agüero quien deja Lima y se traslada primero a Trujillo a inicios de 1823.   En Lima, el Congreso que lo había reemplazado con el marqués de Torre Tagle, decide en junio darle poder a José de Sucre enviado de Bolívar. Riva Agüero se traslada a Huaraz en hábil maniobra política, fijando aquí la sede de su gobierno por cerca a seis meses. De Huaraz envió emisarios al Virrey La Cerna para llegar a acuerdos sobre el reconocimiento al nuevo estado peruano.


Don José de la Riva Agüero, presidente del Perú


Acusado de entenderse con el enemigo, en Lima se desacredita la figura de Riva Agüero y las acciones se precipitan. Bolívar llega en setiembre a Lima y de inmediato recibe plenos poderes como Dictador del país, el día 7.
Don Simón lo primero que hace es deshacerse de la oposición, y como la oposición estaba en Huaraz, envía un día como hoy emisarios a nuestra ciudad para lograr la abdicación de Riva Agüero. Don José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete no era hombre de temer a entrometidos por más que tengan los pergaminos de haber libertado la Gran Colombia y se hace fuerte en esta plaza.


Bolívar tuvo que subir hacia Huaraz para enfrentarse a Riva Agüero


Bolívar se vio obligado a venir a Huaraz a fines de noviembre de ese año con una gran tropa para capturar y derrocar a José de la Riva Agüero. No lo consiguió, traicionado por sus oficiales, el Presidente del Perú fue capturado, llevado a Trujillo y deportado a Panamá.

viernes, 9 de septiembre de 2011

LA GRAN BATALLA DE HUAYLAS

Un acontecimiento que no ha trascendido mucho en nuestra historia es la gran batalla de Huaylas, el primer choque entre tropas incas y españolas, luego de la muerte del Inca Atahuallpa.


Recapitulemos brevemente la historia: Atahuallpa fue apresado por la astucia de los españoles el 16 de noviembre de 1532 en la plaza de Cajamarca, luego de un remedo de juicio fue condenado a muerte, para librarse del castigo obliga a su hermana, la princesa de Huaylas, Quispe Sisa a casarse con el bárbaro español, pensando que con eso se libraría de la muerte, pero Pizarro no entendía de la usanza andina de establecer “lazos de sangre” para establecer la paz y es ajusticiado el 26 de julio de 1533.
Bien sabido es que los españoles venían ávidos de encontrar riquezas y el rescate de Cajamarca fue el más grande tesoro alcanzado por un tan pequeño número de aventureros. Seguramente que en el libro de records Guinnes figuraría en primer lugar a nivel mundial. Pues bien, los españoles decidieron asentarse en nuestro suelo y seguir con la danza de millones que suponía adueñarse del imperio de los Incas.
El primer español que pisó suelo ancashino fue precisamente el hermano de Pizarro, Hernando quien en enero de 1533 pasó por nuestro suelo en dirección a la costa para saquear al gran templo limeño de Pachacámac que contenía abundantes piezas de oro y plata.
Muerto el Inca Atahuallpa, los españoles deciden pasar al Cusco, sabedores que en la capital del imperio les esperaba otro fabuloso tesoro. La estrategia era asentarse en un lugar intermedio para tentar la captura de la mítica ciudad fundada por Manco Cápac.
Es entonces que acuerdan asentarse en Jauja, en los confines del Chinchaysuyo, punto intermedio entre el Cusco y la costa, en caso de sufrir algún revés y tener que huir hacia la costa. Todo el mes de agosto fue preparar la expedición de Cajamarca al sur, portando el oro y la plata del rescate. El viaje lo harían por la ruta de Huaylas.
Es así que pasan apresuradamente por nuestra tierra. El viaje lo hacían en dos grupos, el primero estaba capitaneado por Francisco Pizarro y portaba el grueso del botín. En este grupo venían sus principales oficiales, la caballería y una prenda valiosa para Pizarro: su esposa, la princesa de Huaylas, Quispe Sisa (Flor de Diamante), a quien pensaba bautizar con el nombre de Inés. La historia la conocería como doña Inés Huaylas Ñusta.
La expedición se detuvo en Tocash, capital de Hatun Huaylas, tierra natal de Quispe Sisa. Allí fueron agasajados durante ocho días por la Curaca Quntuy Wachu (Camellón Perfumado) la suegra de Pizarro.
Cuenta la historia que en Huaylas se celebró la primera Misa en nuestra región, celebrada por el padre Valverde, el mismo quien le diera la Biblia a Atahuallpa en Cajamarca y pronunciara la frase: “¡El Evangelio por los suelos!”, señal para el traicionero ataque. En Huaylas se conservaba la Cruz que presidió dicha ceremonia.
Todo iba bien hasta que llegó a oídos de Pizarro de una gran fuerza que se estaba organizando para atacarlo. Dejando los agasajos de su suegra, levantó apresuradamente el campamento y continuó viaje.
Pasó por la llacta de Pampa Huarás el 8 de setiembre. No se detuvo en este lugar pues las razones que le impulsaban a seguir adelante eran muy poderosas. El gran general Quisquis, el mismo que venció al Inca Huáscar, estaba en su persecución.
Quisquis, cusqueño de nacimiento, había acompañado a Huayna Cápac en la conquista de los pueblos del norte. A la muerte de este Inca, pasó a colaborar con su hijo Atahuallpa y junto a otro notable general, Calcuchimac, diseñaron la estrategia para derrotar a Huáscar en la batalla de Quipaypampa. Se dice que Quisquis fue el encargado de desaparecer a las mujeres de Huáscar para acabar con su estirpe.
Calcuchimac fue apresado junto a Atahuallpa y sufrió la suerte del Inca, luego de ser bárbaramente torturado, pues le quemaron los pies para impedirle movimiento alguno, fue ajusticiado y su cuerpo arrojado a un río.
El indómito Quisquis, decidió impedir el avance de los españoles y junto a tropas leales al difunto Inca. Así fue que reunió a los indómitos Conchucos y a otras fuerzas, formando un ejército de varios cientos de hombres.
Quisquis siguió el paso de los españoles y preparó una ofensiva mientras estaban en Huaylas. El golpe lo dio el 9 de setiembre, cuando Pizarro y el grueso de las tropas españolas ya habían dejado Huaylas. De modo que se enfrentó a la poderosa retaguardia que encabezaba Hernando de Soto.
Esta acción de armas es la que la historia conoce como la Batalla de Huaylas, pues se libró en la zona de Tocto, llanura cercana al lugar. La retaguardia española fue diezmada totalmente. Murieron siete españoles y otros trece fueron capturados, entre ellos el escribano Sancho de Cuéllar.
En combate singular, vencieron a los españoles

Si consideramos que los españoles que capturaron al Inca Atahuallpa fueron ciento setenta seis, matar y capturar a veinte de ellos, fue sin duda un terrible golpe para los ibéricos. De modo que la batalla de Huaylas es uno de los hechos de armas más gloriosos para nuestros antepasados. Fue la primera derrota de los españoles en suelo peruano.
Mención especial merecen los Conchucos, irreductibles e indomables, quienes jamás permitieron que el yugo español se enseñoree sobre ellos. El 9 de setiembre y la batalla de Huaylas deben ser consignados en nuestra efemérides regional. Recordar estos hechos gloriosos, forman y refuerzan nuestra identidad regional.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS CÍVICOS DE LA MUJER

¡Qué mejor saludo a la mujer ancashina que recordando brevemente a quienes forjaron la grandeza de nuestra tierra!


Doña Inés Huaylas Ñusta.

Desde los tiempos antiguos la presencia de la mujer ancashina ha sido una constante en su historia. Allí está Quispe Sisa (Flor de Diamante), la Inés Huaylas Ñusta de Francisco Pizarro, quien se sacrificó en vano pensando que con su matrimonio forzado podía salvar la vida de su hermano el Inca Atahuallpa.
Ancash tiene su principal heroína en doña María Maguiña, quien en 1854 levantó al pueblo huaracino a favor de la revolución de don Ramón Castilla, impidiendo que los reclutas huaracinos vayan a servir a órdenes del repudiado presidente Echenique.
De esta época es Margarita Mariluz, la bella llumpina que robó el corazón de don Ramón Castilla, ya homenajeada en este blog.


Imagen idealizada de María Fernanda Yauri.

En 1885 surge la figura de María Fernanda Yauri, esposa de Pedro Pablo Atusparia, quien se convierte en la más fiel consejera del líder de la Revolución Campesina. Gracias a ella se deben las sabias decisiones de impedir el saqueo de la ciudad de Huaraz y  la de aplicar la benignidad con los vencidos.


Teresa Gonzáles de Fanning.
A fines de dicho siglo, surge la mujer intelectual. Teresa Gonzáles de Fanning, natural del Santa, autora de cuentos y novelas, quien convierte su vivienda en Lima, como el faro de la vida intelectual, en una época donde el papel de la mujer no era tomado en cuenta en el campo de las letras.


Única fotografía de Sarita Colonia.

Iniciado el siglo XX, nace en 1904 en Huaraz Sara Colonia Zambrano, la misma que con el correr del tiempo se convertiría en la muy querida Sarita Colonia, patrona de los desposeídos. Santa representativa de los provincianos que van a la capital en busca de un futuro mejor.
La mujer ancashina destaca con mucho brillo en el campo de la educación, donde preceptoras de la talla de Felícitas Alzamora, Carmen Silva, Honorata Castillo y tantas otras, como la desaparecida maestra carhuacina Delia Figueroa Alvarado, han sabido sacar lustre a esta dignísima profesión.


La carhuacina Cayetana Ferrer.

Entre las luchadoras sociales, brilla con luz propia una mujer campesina. A mediados del siglo XX se hace notar la presencia de Cayetana Ferrer, lideresa de la comunidad campesina de Ecash, en Carhuaz, quien es recordada con su bastón al mando de numerosas huestes defendiendo los fueros de la comunidad ante los abusos de los mishtis y los designios del por entonces oficialista Sinamos.


Doña María Alvarado Trujillo.

Finalmente, en el campo del arte, no podemos dejar de mencionar a la inolvidable María Alvarado Trujillo, la sin par “Pastorita Huaracina” quien con su inconfundible voz, llevó la música regional ancashina a todos los rincones del país y supo dejar muy en alto el nombre del departamento de Ancash en el extranjero: Corea, Japón, Estados Unidos y toda Europa, lugares a donde paseó su arte.
Nuestro homenaje a la sin par mujer ancashina, del pasado, del presente y del futuro.